Mano de hierro

El señor Maduro anuncia "mano de hierro" contra la banda de asesinos que segaron la vida de Mónica Spear, un homicidio que, por conmocionar a la opinión pública, ha merecido especial atención de parte del gobernante quien, con desmedidos aspavientos, quiere sacar provecho de tan lamentable suceso y levanta la voz que nunca ha alzado para referirse a los millares de personas masacradas a diario por un hampa desatada gracias a la impunidad decretada, hace ya mucho años, por el extinto corazón de mi patria, cuando defendió el latrocinio como forma válida de procurarse sustento, en una de esas fiestas patrias con las que solía alborotar el avispero desde el Paseo los Próceres.

El ultimátum, articulado a una convocatoria al diálogo con la oposición, a fin de concertar estrategias en materia de seguridad, responde no sólo al ruido provocado por el crimen en cuestión, sino que forma parte de esa política aconsejada por La Habana y avalada por Fuerte Tiuna, con la que, poco a poco y la chita callando, se exploran formas de poner fin a los cuestionamientos que suscita el irregular ascenso de Maduro al cargo que ostenta.

Pero ¿por qué creer a quien ha sido copartícipe defensor de un modelo incapaz de adelantar medidas eficaces de prevención y represión del crimen y, por el contrario, lo estimula con el trato preferencial que, de parte de su ministra de asuntos penitenciarios, reciben los pranes que, desde sus calabozos y provistos de artilugios high tech, manejan tenebrosas redes delictivas que operan en todos los rincones del país? Los líderes de la oposición han respondido afirmativamente el llamado de Maduro quien, tras detallar los lamentables...

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