16-D, angustia otra vez

Es curioso y chocante que estemos pasando de nuevo por lo que ya pasamos hace unos años, cuando la oposición decidió no votar en las elecciones parlamentarias y al final tuvimos una Asamblea sin oposición, llena de flojos e ineficientes parlamentarios que entregaron su condición al jefe del Estado en la Ley Habilitante y nos cundieron de leyes veintiúnicas. Esta vez, y con los mismos ar gumentos, parece que nos queremos quedar sin gobernadores y eventualmente sin alcaldes y entregarles esos cargos, que son claves para la descentralización y para los desarrollos y administraciones regionales, al gobierno, sus secuaces y sus cómplices. Todos los argumentos en contra de votar son rebatibles, no en su contenido que pueden ser ciertos, pero sí en el sentido del acto. Hemos dicho hasta la saciedad, al igual que muchos otros lo han hecho, que pase lo que pase hay que jugar el juego con las mismas armas y piezas con las que está montado. No jugar el juego es un abandono de la pelea que no sólo no tendrá éxito, sino que, además, traerá más y más fácil represión, corrupción, injusticia, desinserción social, exclusión y anulación del esfuerzo personal y colectivo de quienes somos oposición. Hay que luchar electoralmente por posiciones socio-políticas. El pueblo necesita de ejemplos de luchadores, de gente recia que batalle donde se están dando las batallas, no de gente que espere momentos mejores y favorables, que no aparecerán por sí solos, jamás. Las luchas hay que darlas y el...

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