1814 / 2014

1814 fue, como se sabe, un año negro para la lucha por la independencia de Venezuela, y tal vez el peor de toda su historia. Trajo, entre otras calamidades, a Boves, la gran derrota en La Puerta, la caída de Caracas y la emigración de sus pobladores a Oriente, la masacre de Valencia, la muerte de Ribas, Ricaurte y Girardot y el exilio de Bolívar y Mariño quienes en medio de la derrota fueron desconocidos como los jefes de la lucha contra España. La Segunda República cayó estrepitosamente y todo parecía haber terminado para quienes sostenían la causa de la libertad.El año 2014 ha sido anuncia do como un año particularmente duro y, a no dudarlo, lo será por donde quiera que se mire. El muy pobre desempeño del gobierno en todos los ámbitos públicos ha conducido a una crisis política, social y económica de proporciones inéditas. Pobre desempeño que, si bien tiene mucho que ver con la escasa preparación y entrenamiento de quienes ocupan los cargos públicos relevantes, se origina más en la decisión del régimen en adop tar como software ideológico al marxismo-comunismo, un sistema probadamente inservible para manejar cualquier sociedad. Adopción ideológica a los fines del discurso, habría que añadir, porque en la realidad la divisa filosófica de esta revolución es el poder mismo y su detentación a cualquier precio por eso es tan fascista como bolchevique en sus procedimientos, en particular a la hora de confrontar a sus adversarios.Los primeros albores de 2014 han encontrado a los opositores sufriendo de cierta fatiga por la confrontación no hay que olvidar que han sido 15 años, que el adversario es implacable y carece de escrúpulos o frenos morales y el fantasma de un 1814 pareciera tomar entidad en la mente de muchos. Basta mirar los resultados de las elecciones del 8-D para entenderlo. Si se miran objetivamente, fueron buenos y pudieron haber sido mejores si más gente hubiese ido a votar, pero hay sin embargo en la masa opositora una apreciable sensación de derrota. Como si de pronto se considerara que el adversario es invulnerable, que no hay nada que hacer y que lo mejor sería recurrir o por lo menos soñar con el inefable plan B.El caso Spear, ese horrible asesinato que representa a miles de víctimas anónimas, no hizo sino añadir dolor y frustración a esa desesperanza ausencia de futuro la llamó Laureano Márquez. Caraqueños de buena voluntad, ya hartos de tanta incompetencia gubernamental en materia de seguridad, convocaron una manifestación...

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