38 velitas

Los pilares del humanismo, que después de Newton se va es cindiendo artificialmente en ciencias y humanidades, son una sedimentación histórica de obras fundamentales entrelazadas. Retomando la metáfo ra de Baudelaire, las piezas maestras de las artes se interconectan, son faros que nos guían trazando rutas en la oscuridad, en la navegación de nuestras vidas. El conocimiento humanista no es el apoltronamiento burgués con pantuflas y un buen libro, sino la única forma de aprovechar siglos de creación, de pensamiento, de interrogación y descubrimiento para mejorar el viaje de la vida. En la perspectiva humanista la obra musical no difiere de un tratado filosófico, de una novela, de un libro de historia; la música no es meramente una experiencia sensorial. ¿Ejemplos? La relectura luterana del Evangelio y sus cuestionamientos nutren las pasiones de Bach; el salto de la alquimia a la ciencia que ejecuta Newton tiene su contrapartida en el Clave bien temperado; la contem plación orientalista de la naturaleza que transforma el mundo hacia 1900 fluye también en el poema sinfónico La mer de Debussy; la estrategia napoleónica brilla en el formidable scherzo del trío Archiduque op. 97 de Beethoven; las sociedades trituradas de la Europa de la posguerra exponen sus cenizas en Le marteau sans maître de Boulez; la crisis de identidad de una Venezuela que salta apresuradamente de una sociedad rural a una vida urbana en los años cincuenta se materializa en la Cantata criolla de Estévez; las delicias de Klimt, la acidez irónica de Egon Schiele, la perspicacia de Sigmund Freud habitan las sinfonías de Mahler; la saga de los centroeuropeos en su conquista del Midwest norteamericano encuentra su voz en la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak. Las pa...

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