¿Maduro?

  1. No busco un chiste fácil en el juego de palabras con el apellido del también conocido como pre sidente mientras tanto, pero en el corazón de la crisis política actual sobresale la inmadurez de Maduro. La realidad política, económica, social de Venezuela desde que está al frente del Gobierno, desde el momento en que Hugo Chávez lo ungió como sucesor, indica claramente que Maduro no tiene la experiencia, las competencias políticas ni mucho menos carismáticas para liderar el complejo porvenir del país. Y no puede por varias razones. En estricto sentido, el origen de la crisis es la muerte de Chávez, en su tiempo presidente de la República, comandante de la FANB, presidente del partido del gobierno, con aspiración planetaria a consolidar un liderazgo continental, coloquialmente dicho, el papá de los helados, verdadero blacamán hacedor de milagros.El fallecido Chávez había mode lado un régimen de naturaleza autocrática, militarista y autoritario, centrado en su carisma y personalidad avasallante, de seguro próximamente desnudada por el pasar de los días. Chávez conducía el país a su antojo, todos los poderes públicos sometidos a su libre arbitrio, a la cabeza de un dispositivo institucional para mantenerse de por vida en el poder. El desenlace de su enfermedad truncó este triste destino para Venezuela. Desaparece el líder supremo sin haber contribuido a un liderazgo colectivo, sin haber fomentado una dinámica democrática y plural en el seno de su partido para la toma de decisiones, y como despedida, ante la inminencia o eventualidad de su muerte, impone un sucesor que en los pocos días transcurridos aparece totalmente desbordado e incompetente, inmaduro, para la difícil tarea, no digamos de sustituir al comandante supremo, al Cristo redentor, sino meramente para llevar adelante tareas básicas de todo gobierno reconociendo a la mitad del país que rechaza el legado personalista y autoritario del fallecido presidente. La herencia de Chávez es el origen de las turbulencias por las que gravita nuestro país en este momento, la cual se expresa de manera nítida en las inseguridades del heredero, su ya obvio fallido y patético intento de imitar al jefe desaparecido, sus inseguridades, su infantilismo de re ferir conversaciones con su tutor encarnado en pajaritos. Maduro, inmaduro, vive un terrible drama que puede ser la antesala de terribles consecuencias. Lo ha descrito tan pertinentemente en las páginas de este diario Fausto Masó que me apoyo en sus...

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