Maracaná es otra vez Maracaná

Cientos de obreros afanados atornillan tornillos y clavan clavos, mientras el maestro de obra mira con angustia su reloj de pulsera. No, no puede entrar. El estadio está en obras y tenemos prohibido dejar pasar.El Mario Filho destila moder nidad, pero anda a pasos de gigante en procura de emparejar el atraso de meses. Han sido varias las fechas de entrega para la Copa de las Confederaciones, que comenzará el próximo 16 de junio, paso previo al Mundial de 2014. Por eso el trabajo es febril, de carreras, 24 horas de cada día; un cada día que pareciera ser la hora del fi n del mundo. Finalmente, fue tanta la insistencia que por una entrada lateral pudimos asomarnos a aquella inmensidad de historias y fábulas, hoy acechada por las urgencias de la FIFA.Los trabajos del Maracaná han enriquecido la zona donde se ubica, pues la construcción de edificios modernos, parques y plazas han adecentado el antes tenebroso lugar.Edilberto Coutinho debe sentir nostalgia por los días cuando escribió Adeus, Maracaná, un manojo de cuentos ambientados en la fusión pobreza-fútbol en el inmenso estadio. Por cierto: el legendario Maracaná, cuyos brazos se han abierto para 200.000 torcedores, ha sido reducida, remoción tras remoción, a 87.000. Esa multitud será la que verá, en una jornada inolvidable, la final del Mundial Brasil 2014.Túneles y laberintos. Los fan tasmas del estadio extrañan los viejos días de gritos y apariciones. Cuentan que por el laberinto de pasadizos y túneles se oían los quejidos de los suicidas de la noche del 16 de julio de 1950, día del fatal Maracanazo. Ahora, tal vez hayan ido a refugiarse esas almas perdidas en los confines de quién sabe dónde.Se dice que muchas personas que han tenido curiosidad por conocer las entrañas del estadio, se han perdido en sus vericuetos. En medio de la oscuri dad, de no saber dónde se está, han oído las voces del más allá.Son espíritus divagantes, que aún buscan explicación por la derrota ante Uruguay en aquel día fatal.La grama verde del hogar. El Maracaná es siempre una novedad. Impresiona por su belleza, su confort, su funcionalidad y su patrón tecnológico, dice Regis Fichtner, secretario de estado de la Casa Civil de Río de Janeiro. El gobierno del estado quiso que fuese accesible para toda la familia, donde los aficionados puedan hacer su fiesta con seguridad y confort.El gramado parece una fi es ta de verdores, en medio de un estadio tan nuevo que parece olvidar sus 63 años de existencia. Lo estrenaron...

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