Acciones de libertad e identidad

La creación coreográfica representa un acto supremo de libertad. Perte nece a una elevada dimensión creativa en la que las necesidades expresivas de un individuo se convierten en formas estéticas que, como un mecanismo bidireccional, se insertan dentro de un contexto social, el mismo que a su vez determina lo esencial de ese discurso corporal. Escritura del movimiento, sugiere el origen de la palabra coreografía, universal vehículo expresivo de las emociones del cuerpo transfiguradas en lenguaje artístico. Dos momentos de la historia de la danza escénica occidental representan hitos fundamentales del ejercicio libre y trascendente de la creación: el ballet romántico de principios del siglo XIX, estilo caracterizado por una exaltación sentimental extrema enmarcada dentro de la concepción del nuevo humanismo que se pro mulgaba, y las vanguardias artísticas de la modernidad desarrolladas en los inicios de la siguiente centuria, que trajeron consigo procesos de ruptura y visiones alternativas sobre la estética del cuerpo individual y colectivo. Ambas manifestaciones dan cuenta de una danza de expresión genuina del ser humano, no subordinada a poderes ni intereses, que desde los impulsos personales de un creador representa a un conglomerado. El Romanticismo creó personajes y ambientes fantásticos contraponiéndolos a los terrenales, tomando como punto de partida leyendas populares recreadas por la literatura y proponiendo una suerte de realidad paralela, evasiva y en cierta manera cuestionadora de una verdadera. A su vez, la modernidad de la danza proclamó la espontaneidad y la naturalidad del movimiento, en contraposición con el abigarramiento formal de la danza clásica precedente, y asumió su autonomía como código y sus posibilidades reflexivas y...

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