Una amenaza que gana peso

Ya cumplió 30 años de edad y tiene varios hijos. Vive en una zona popular de una ciudad grande, a veces hace algún oficio a destajo y es la encargada de preparar la comida en su casa. En algún Mercal, supermercado o abasto, destina más de la mitad de su presupuesto a comprar arroz, azúcar, harina de maíz, pan y queso blanco. Un par de veces a la semana va a un mercado popular y consigue cebolla, pimentón, ají dulce y ajo para hacer el aliño; éstas son las únicas verduras que usa con frecuencia. Berenjenas, lechugas y calabacines no conocen su mesa. Sus hijos desayunan arepa o empanada con malta o jugo de pote; almuerzan gracias al plan de alimentación de la escuela, pero la frecuencia es irregular y el menú poco variado: carbohidratos con alguna proteína y, rara vez, vegetales. En la casa no comen frutas en trozos sino en batido, bien dulcito. Algunos fines de semana salen a comer perros calientes o hamburguesas. Y así semana tras semana. Esta es la radiografía de la mujer venezolana que, según los estudios de nutricionistas, representa el mayor índice de sobrepeso y obesidad del país. Mientras la población -independientemente de su ingreso- destina tiempo, energías y creatividad para hallar los productos que comúnmente utiliza, ¿quién se ocupa del equilibrio de la ingesta diaria del venezolano?, ¿qué organismo garantiza a las poblaciones de menos recursos las cinco porciones de hortalizas y frutas al día que, según la norma nacional e internacional, deben consumirse?, ¿cuáles voceros o campañas educativas recorren el país para alertar, con voz masiva, sobre los peligros del sobrepeso y la obesidad? Al discurso de la soberanía alimentaria le interesa más la cantidad y la identificación política: cuántas toneladas de alimentos se producen y cómo lucen esas cifras en una presentación de Power Point o si el aceite fue envasado en socialismo o capitalismo. Concentrado en disminuir los índices de pobreza y desnutrición, el gobierno de Hugo Chávez pareciera haber extraviado entre sus prioridades los índices de sobrepeso y obesidad que ensanchan, vertiginosamente, las cinturas de los venezolanos. En períodos de escasez, pareciera que detenerse a organizar un menú balanceado es una exquisitez, aunque la evaluación nutricional de los venezolanos diga que es más bien una urgencia. La cifra oficial de obesidad publicada en 2010 por el Instituto Nacional de Estadística, en la población de entre 7 y 17 años de edad, es 9% -a partir de 10% se considera un problema de salud pública-, pero el ranking de 2007 de la Organización Mundial de la Salud ubicó a Venezuela en el puesto 24 de los países de mayor obesidad y señaló que había...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR