Apestoso uniforme

Recuerdo cuando respetábamos y envidiábamos a los jóvenes que con prestancia, dedicación y evidente vocación de servicio se inscribían en la Escuela Militar, la casa de los sueños, el nicho para la defensa de los valores de la nación. Sus uniformes tenían un atractivo que despertaba nuestra imaginación.En la memoria descansa lo que el admirado cadete repre sentaba y significaba en su uniforme. Era el más legítimo de todos los herederos del Bolívar joven y emprendedor de la epopeya patriótica.Los jóvenes de las acade mias militares con disciplina difundían virtudes. Eran para el mundo los más valientes.Eran los portadores del legado del héroe que entregó su vida en aras de la libertad.Eran los jóvenes militares de la Batalla de La Victoria, a los que se referiría José Domingo Choquehuanca en su arenga en el templo de Pucará cuando le dice a Simón Bolívar lo que sus jóvenes guerreros significaban.Hoy, lamentablemente, pido perdón por mi dolor. Es un dolor legítimo de padre, esposo y abuelo. Hoy no pienso como pensé ayer, pero no se confundan quienes crean que exagero cuando refiero el triste episodio de la cobarde actitud abusiva en la requisa en Ramo Verde. Este evento lo único que ha hecho es ilustrar y descubrir el abuso que un uniformado, con los símbolos de la patria, es capaz de cometer.Es la traición al uniforme, herencia del padre de la patria. Traición al uniforme que debe ser la joya más preciada de nuestra ciudadanía y no un trapo para cubrir los actos del esbirro, la ineptitud del haragán, la escoria del corrupto que se esconde en las tinieblas del contrabando, el...

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