Arremetida brutal

Marejadas humanas impulsadas por una juventud combativa se manifestaron ayer en todo el territorio nacional para dejar claramente establecido que la gran mayoría de los venezolanos está harta de la inseguridad, de la escasez, de la corrupción y de la falta de rumbo de un gobierno que marcha a contracorriente de la historia.

A pesar del esfuerzo oficialista para movilizar a sus sempiternos grupos parapoliciales e intentar una demostración de fuerza, el gobierno fracasó en la organización de su marcha no sólo en Caracas, sino en las principales ciudades del país.

Paralelamente, para los estudiantes y el resto de las fuerzas democráticas las calles se volvieron estrechas para contener el inmenso rechazo popular contra el régimen de Maduro, tutelado desde La Habana.

En Caracas y en todo el suelo patrio los estudiantes dieron la cara y el ejemplo. Sus consignas resonaron con la atrevida cadencia de sus ilustres antecesores de la generación de 1928, y con la misma contundencia fundada en la razón y, sobre todo, en las ansias de justicia y libertad.

Pero los jóvenes no están solos. El resto de la población comparte la angustia de ver como se han desperdiciado tres lustros en manos de un irresponsable bandidaje anclado en Miraflores, que navega en las aguas de la corrupción y que quiere imponer patrones de conducta basados en la exclusión de más de la mitad de los venezolanos.

La población sufre las consecuencias de la improvisación y de la malversación de unos ingresos muy superiores a los que han percibido, en el mismo lapso, países como Chile y Perú, para no citar sino dos ejemplos.

Los estudiantes han desafiado la arrogancia de un gobernante que busca justificar un estado de excepción que le permita someter, manu militari, a la...

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