Ave fénix

El fantasma de la muerte recorre el Festival de Cine Español. En No habrá paz para los malva dos le define la agenda al sombrío personaje interpretado por el magnífico José Coronado, cuya imagen lo aproxima a la figura arquetípica de un mal teniente de Abel Ferrara. Es un policía corrupto en busca de redención. Deambula como zombie por una escenografía urbana de marcadas resonancias genéricas y políticas. Su fuente de inspiración es el cine negro de la crisis y la pesadilla terrorista de los atentados del 11-M. La película consigue la brújula narrativa en el tono seco de la dirección, al descender por el infierno de la droga y el alcohol. Sólo falla la visión estereotipada de la cultura islámica. El filme alienta el miedo a los extranjeros. El desenlace equilibra las cargas y reparte las culpas del problema de fondo. El protago nista perece al finalizar su misión suicida, delante de un paraje abstracto, lírico y crepuscular. El mismo espíritu poético, expresionista y naturalista lo encontramos en El ar tista y la modelo, sentida descripción del ocaso y el renacimiento de un escultor, después de cincelar su obra maestra, gracias a la transfusión de sangre fresca de una hermosa joven del campo. Ambos entablan una relación paternal, estética y erótica con el notable influjo de las musas de Renoir, Erice y Bresson. La pieza se destaca por el ascetismo, el impresionismo y el minimalismo de su puesta en escena. Subyuga y a la vez golpea la conclusión melancólica y existencialista de Fernando Trueba en la defensa de la decisión última de su ídolo trágico. Para el autor, la creación es sinónimo de experimentalismo, independencia y madurez, para combatir el inexorable paso del tiempo. Son valores implícitos...

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