Ben Kingsley un sir en la piel de un terrorista

Como pocos actores con su experiencia, Ben Kingsley concede una larga y agotadora jorna da de entrevistas a un grupo de periodistas en el hotel Four Seasons de Los Ángeles. Ni Robert Downey Jr. ni Gwyneth Paltrow, protagonistas de Iron Man 3 , aceptan tal maratón. Después de participar en la rueda de prensa, se retiran a sus respectivas habitaciones.No es el caso de quien ostenta el título sir, el ganador del Oscar por Gandhi 1982 y quien da vida al villano El Mandarín, un terrorista que quiere acabar con Tony Stark y con el Gobierno de Estados Unidos en la entrega más reciente de la saga sobre el superhéroe.El intérprete de 69 años de edad, nacido en Yorkshire, Inglaterra, se arremanga la camisa blanca y se sienta con elegancia en un sofá para atender personalmente a reporteros del mundo entero. A cada uno le otorga 15 minutos de simpatía, una clase de sencillez.--¿Por qué le atrajo formar parte de la familia Marvel? --Lo que realmente me atrajo fue el grupo de actores que se ha unido a la franquicia. Considero que el centro de esta saga es el corazón enorme que tiene. No es simplemente una película de acción sobre un superhéroe; tiene amor, amistad, compromiso, venganza, rabia, pasión. Además, presenta mucha comedia. Me encanta que el protagonista sea vulnerable al amor y a las relaciones humanas. Todo eso y más me hizo querer estar en la cinta.--Usted no había visto las an teriores películas de Iron Man antes de aceptar el personaje de El Mandarín. ¿Qué le llamó la atención después de verlas? --No sé por qué no las había visto, quería, pero no había tenido la oportunidad. Y cuando puede verlas, durante una noche corrida, amé el estilo. Son muy sofi sticadas, hacen que la gente no se aburra porque presentan personajes inteligentes. Entretienen y estimulan al público.--Se unió a la franquicia con El Mandarín, un personaje que engaña con su apariencia. ¿Qué fue lo más importante para usted al momento de encarnar a este villano? --Hablé mucho con el pro ductor Kevin Feige y, por supuesto, con el director Shane Black. Diría que mi intención principal era hacer que cada vez que El Mandarín se adueñara de la señal de televisión le inyectara mucha potencia y credibilidad a su discurso, que se sintieran verdaderas sus creencias políticas, a pesar de que todo lo que dice es asqueroso. Quería que se convirtiera en un ícono, por eso tenía que ser un líder de comunicación carismático. Él mismo, en la película, se describe como un profesor, Robert...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR