Todo buen arte es político, pero nunca en un sentido panfletario

Gabriel Pérez-Barreiro, director de la Colección Patricia Phelps de Cisneros, consi dera que la cultura no puede ser impuesta por un solo actor. El especialista español en vanguardias latinoamericanas defiende un modelo mixto de promoción del arte, basado en los incentivos fiscales y la responsabilidad social.

--¿Qué papel desempeñan instituciones como la Fundación Cisneros en la promoción cultural? Ahora se habla mucho de que la cultura está siendo privatizada.

--Creo que hay una confusión muy básica entre lo estatal y lo público. Hay muchas instituciones privadas con vocación pública, el caso de nuestra fundación y de muchas más, que realizan una labor filantrópica. Los libros que editamos son una inversión en la cultura, en la formación, para que la gente tenga acceso a un texto de calidad. Ahora bien, en la parte económica, nadie gana dinero haciendo libros.

Este tipo de acciones las considero vocaciones públicas y son muy importantes. Esto es una terrible generalización, pero hay casos en que las instituciones del Estado no cumplen esa función pública. Esa división hay que hacerla por otro lado y revisar las acciones reales: a quién se apoya y de qué manera. Esa es la forma de hacer el balance. Para mí, el Estado no necesariamente es el principal promotor.

Yo estoy muy de acuerdo con que el Estado apoye la cultura, me parece fundamental porque es una de sus funciones.

Lamentablemente no siempre es así, y en esos lugares y casos las iniciativas privadas tienen mayor relieve.

--¿Es el caso de la bienal de Mercosur, en la que participó como curador? --Esa es una bienal joven pero muy consolidada, bien construida. La bienal de Mercosur tiene una característica muy interesante y es un ejemplo de lo que hablábamos: se ha construido con una fuerte responsabilidad social. Lo que hicimos fue una bienal pedagógica, educativa, que intentara comunicarse con el público. Muchas bienales se hacen para el circuito de entendidos; es decir, el curador trabaja para otros curadores, que van a la inauguración, asisten al coctel y después se van. Muchas veces son formas de posicionamiento o estrategias de una ciudad determinada para atraer la atención.

La gente que patrocina y apoya esta bienal piensa en el impacto que puede tener a largo plazo en la sociedad. Hay un proyecto educativo permanente entre una edición y otra, tratan de hacer que el arte contemporáneo tenga un efecto positivo en la sociedad, crear personas más críticas, más independientes. El...

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