La Carta Democrática

Durante décadas América Latina osciló en el péndulo trágico de dictadura y democra cia. Ciertamente en los últimos años el continente avanza en el camino de estabilizar y afianzar el ejercicio de las instituciones democráticas. En ese esfuerzo en el seno de la OEA se aprobó en 2001, en Lima, la Carta Democrática Interamericana, un instrumento que consagra que la legitimidad de los gobiernos radica no sólo en su origen mediante el voto, sino también en sus ejecutorias ajustadas a los valores constitucionales. En Venezuela el camino de la democracia ha sido inverso. Después de vivir largos períodos de regímenes militaristas, desde 1958 y durante cuarenta años los partidos políticos, con la participación activa de la ciudadanía, construyeron las bases de un sistema democrático moderno que implicó también importantes niveles de progreso y bienestar. Ello ocurría cuando otras naciones incluso con mayor tradición en el ejercicio de la democracia permanecían bajo la bota de sangrientas dictaduras. Hace catorce años, y cuando se consideraba consolidado el sistema, asomó de nuevo su rostro el fantasma de la dictadura aunque asumiendo for mas y apariencia de flexibilidad y convivencia, pero sin ocultar la esencia de un proyecto confiscatorio de los poderes y sus ulteriores objetivos totalitarios. De esta manera, el tema de la democracia en todas sus implicaciones asume prioridad en el debate nacional y se convierte en la práctica en un nuevo reto para restituir el...

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