Las casas que enamoran al extremo

Mientras almorzaba con un amigo, Andrew Spinney se enteró de que Paynter Farm, una casa construida hace 210 años sobre un terreno de cuatro hectáreas a unos pasos de la vivienda donde creció en Essex, en el estado de Massachusetts, estaba a la venta. Spinney salió corriendo del restaurante, se dirigió a la propiedad y empezó a negociar con sus dueños. Casi todos en algún momen to sueñan con una casa que parece inalcanzable. Sin embargo, son pocos los que hacen el sueño realidad. Cuando los cazadores de propiedades encuentran la manera de comprar la casa de sus sueños, usualmente es el resultado de un proceso largo que requiere mucha persistencia, paciencia y un poco de suerte. Y como descubrió Spinney, los sentimientos también juegan un fuerte papel en estas transacciones, algunas veces imponiéndose sobre las razones prácticas de una manera que se asemeja al romance. Es como enamorarse de alguien, eso es, sentencia.Enamorarse de una casa --al gunas veces incluso antes de poner pie en ella-es bastante común, dice Paul Purcell, director gerente de la firma de bienes raíces William Raveis New York City.Casi todas las ciudades tienen zonas o propiedades altamente codiciadas que generan este tipo de nostalgia inmobiliaria, ya sea el parque Rittenhouse Square, en Filadelfia, o el icónico edificio Dakota, en Nueva York. Los famosos y los altos ejecu tivos no son inmunes al impulso.A principios de este año, la conductora de televisión Oprah Winfrey compró un terreno de unas 24 hectáreas cerca del resort de esquí Telluride, en el estado de Colorado, 10 años después de intentarlo por primera vez.Algunas veces, desear con an sias una propiedad significa pagar un alto precio por ella. ¿Vale realmente el precio que pagó?, pregunta Purcell. Pero los compradores se empeñan en tenerla.Spinney se enamoró de Payn ter Farm lleva el apellido de una familia dueña de la propiedad en el siglo XIX cuando tenía 10 años.Iba en bicicleta a la granja, con vista al río Essex, y hacía trabajos menores. Luego, empezó a cuidar de los caballos y las ovejas cuando los propietarios, Bob y Daphne Borden, salían de viaje.Spinney, que hoy se desempeña como vicepresidente de AnchorSeal, un fabricante de resina de su familia, en Gloucester, Massachusetts, no tenía la más mínima intención de comprar nada cuando se enteró de que la granja estaba en venta. De hecho, Spinney, de 45 años, ya había construido una vivienda de alrededor de 372 metros cuadrados con pisos de mármol con...

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