César Vallejo, nuestro contemporáneo

Negación y utopía Una importante vertiente de la poesía moderna nace de un ansia de negación: tradición y lenguaje se presentan como máscaras o límites a transgredir para que la palabra poética alcance su expresión en un ámbito de negatividad. Del romanticismo a las vanguardias, no obstante, la oposición a toda normativa y la ruptura como acto y programa abrieron a su vez el fervor positivo de las utopías: la negación se afirma en la fundación del horizonte utópico donde es posible alcanzar un lenguaje que brote de las cenizas del lenguaje de la tradición y donde el poema se convierta en ámbito de plenitud. Podría decirse que la poesía moderna, a la vez negativa y reconstructiva, tiene en Mallarmé su expresión paradigmática: el poema como camino para alcanzar el lugar esencial de la poesía. Los procesos revolucionarios, desde la Revolución Francesa, en el siglo XVIII a la Revolución Rusa en el siglo XX, establecieron muchas veces estrechas correspondencias con las revoluciones que en el campo del lenguaje planteaba la poesía moderna. El fervor utópico manifes tado en la expresión estética, desde la afirmación romántica del sueño al hallazgo de la maravilla en los surrealistas, revertía la negatividad en afirmación y revelación poética. Utopía revolucionaria y utopía estética: su acercamiento lleva a Bretón a tareas revolucionarias y a Huidobro a identificar su destino poético con el destino político de Lenin, por ejemplo en Elegía a la muerte de Lenin 1924. De Mallarmé a Bretón y a Huidobro la expresión artística parece cumplir dos movimientos: el negativo, de destrucción de lo existente; y el reconstructivo, hacia la conquista de una realidad superior. La fuerza de la negatividad, según la expresión de Adorno, orientada por una fuerza utópica. Una corriente estética, des prendida también de la modernidad, secretamente inquietante, se aleja sin embargo de esa doble vertiente de ruptura y utopía: la que revierte la negatividad sobre sí misma y revela, en vez de la plenitud, la insuficiencia del lenguaje para expresar esencia o profundidad, para hacer corresponder negatividad e imposibilidad del lenguaje con la negación y la disolución del ser; para hacer una la desgarradura del lenguaje con la angustia del hombre ante su propia debilidad, ante las zan jas oscuras de la soledad y de la muerte. Esa corriente, en la hora de la perplejidad del estruendo de la caída de las utopías, se convierte en poderoso lenguaje para evidenciar y señalar la...

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