En Chirere se oye el mar cuando los carros se van

Playas con olas. Por los predios de Chirimena y Chirere se pueden visitar algunas de las mejores playas de Miranda. Nadie lo diría por la entrada tan maloliente repleta de basura. En cuanto entran a Chirimena pasan la iglesia y luego cruzan a la izquierda por un camino de tierra. Justo en la curva hay un basurero público. No se puede responsabilizar a la alcaldía por todo. Hay desidia de los habitantes. ¿Cómo van a lanzar la basura justo en la entrada a las playas más hermosas de su localidad? ¿Quieren vivir del turismo o espantarlo para siempre? Lo que sí le corresponde al go bierno local es arreglar la vía.Es un desaguisado de agujeros y zanjas. Nos explicaban que hasta El Banquito no se puede pasar porque los rustiqueros lo usan para sus prácticas necias de poder automotor.En este camino verán entra das a diversas playas, casi todas con su nombre, un estacionamiento básico de tierra y alguien en la entrada con una cuerda, una sombrilla y unas sillas plásticas, que cobra una tarifa por el carro. En todas alquilan toldos y hay restaurancitos para servir pescado frito, arepas, empanadas, tostones y sopas, además de refrescos. Un señor de lo más simpático y bas tante conocido por los asiduos, camina las playas ofreciendo guarapitas. Otros venden ostras o cocteles de mariscos.Algunas playas son El Alga rrobo, El Acantilado, Portugués, Santa Rita y La Cangrejera, con el río al final que es más bien una laguna de agua dulce.Por último consiguen El Banquito con arrecifes de coral que arman unas piscinas sabrosas donde revientan las olas y hay arena.Casi todas estas playas son de oleaje fuerte, aunque hay temporadas más suaves. En algunas no es posible pasar los carros a la arena porque el acantilado no lo permite. Son las que recomiendo. La Cangrejera es propiedad casi exclusiva de los dueños de rústicos. Meten sus carros pegados de las olas, abren las maletas y lo que aparece es una vitrina de cornetas. No habría problema si se limitaran a oír su mú sica en la intimidad de su espacio. Pero le imponen su gusto bueno o malo a toda la visita.Aplastan el sonido de las olas.Acaban con la serenidad que regala estar frente al mar. En la zona del río se meten por la orilla y llegan con sus camionetotas hasta la laguna. Ahí hacen lo mismo.Tiene que existir una regula ción nacional que no deje pasar los carros a la arena frente al mar. Esa tiene que ser un área para una convivencia feliz con la naturaleza, un encuentro cercano con las bondades de nuestra...

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