El civil a destiempo y II

Andrés Eloy Blanco se identificó profundamente con la figura de Vargas. Vargas, alba cea de la angustia, puede consi derarse una reflexión profunda sobre la política venezolana del siglo XIX. Sus puntos de vista sobre militarismo y civilismo en nuestra historia, a propósito de la elección de Vargas, revelan gran perspicacia y originalidad en el análisis. Ser civil en un país de guerras y conflictos era una proeza, así como ser militar era la opción más confortable, más conveniente, aunque no necesariamente la más placentera, y presumían de militares muchos que no lo eran, y de ahí las historias del militarismo, que no era otra cosa, a su juicio, que la falta de verdaderos militares. Abundaban los impostores y así la historia se percibe de manera siempre equívoca. El conocimiento histórico y el pensamiento político del biógrafo hacen de la biografía un manual que trasciende al biografiado, en el sentido de que sus juicios sobre temas de permanente interés Âcomo los referentes a federalismo y centralismo de tiempo en tiempo afloran en Venezuela. Para Andrés Eloy la federación era una bella consigna en la teoría; en la práctica era un caudillo y veintitantos vicecaudillos regados por el mapa tratando de emular al caudillo máximo, cuando no conspirando contra él. Obviamente, tenía presente a Guzmán-Blanco en su análisis: no hubo mayor impostura que la federación nacida de la guerra larga del siglo XIX. Andrés Eloy Blanco concluye que los militares venezolanos del siglo XIX, hasta bien entrado el XX, eran en su mayoría civiles metamorfoseados de generales o de coroneles. Para explicarse a cabalidad las características del militarismo en Venezuela Âdice el escritorÂ, hay que partir de la base fundamental, aunque parezca ilógica, de que la excesiva abundancia de guerreros en Venezuela se ha debido, principalmente, a la falta de militares. La fecundidad bélica del país estaba en razón directa de su infecundidad técnica. La riqueza torrencial de generales y coroneles ha correspondido a la carencia de un verdadero Ejército. Andrés Eloy estudia las com plejas relaciones entre civiles y militares. Lo intenta porque no se puede comprender el papel de Vargas si no se analiza el clima y la realidad política en que le tocó actuar. Un momento particularmente adverso para un civil y para un sabio condenado a competir con los generales que tenían frescos los laureles de la guerra de independencia, cuando estaba naciendo el caudillismo del siglo XIX...

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