Colorido y madurez conceptual conviven en el disco Bravedad

Cuando el álbum debut Musicapikúa (2006) fue grabado, el tercer integrante del ensamble Kapicúa, que pertenece a la Movida Acústica Urbana, acababa de unirse al proyecto.

Una vez que el guitarrista Álvaro Paiva empezó a tocar con el cuatrista Edward Ramírez y el mandolinista Jorge Torres, comenzó una búsqueda profunda cuyo horizonte es la lectura con anteojos propios de ciertos géneros tradicionales.

No se trató de reproducir joropos, jotas, pasajes y valses tal como lo dictan los puristas.

La idea fue crear canciones sobre la base de ese aprendizaje.

La agrupación, que adoptó al maraquero Manuel Rangel, pareciera alcanzar la madurez en Bravedad, el disco que fue presentado sin mayores aspavientos, pero que señala nuevos caminos para una generación empeñada en engalanar la música venezolana.

"Buscamos obras que en su concepción tuvieran elementos que nos permitieran desarrollar improvisación y armonías contemporáneas", señala Paiva, también conocido por el proyecto salsero Cabijazz. "Por ejemplo, `Mar de nubes' refleja nuestra visión de lo que es un bambuco. Yo no crecí en Táchira, ni crecí oyendo eso. Pero investigué, escuché mucho material y me hice una idea de lo que sería si yo lo hiciera".

Kapicúa no versiona, o al menos ésa fue una norma en el segundo trabajo. Pero esta vez sí involucró a invitados que se ajustaran a los temas. Por ejemplo, en el merengue "Historias" destaca el saxofón de Pablo Gil. En la gaita "El quemacoco", escrita por el mandolinista Torres Âque cada día pareciera aumentar su nivel de interpretación participó el vibrafonista Alfredo Naranjo; en el joropo oriental "El asuntino" tocó el violinista Eddy Marcano, al que le dedicaron la pieza; en el caso de la mencionada "Mar de nubes", tocaron la clarinetista Anat Cohen y el percusionista Diego "el Negro" Álvarez.

El brasileño Gabriel Grossi, compañero de Hamilton de Holanda, grabó con su armónica en "Vaya pue'!", un tambor de Patanemo compuesto por Ramírez, que ya había sido grabado por él y su otra agrupación, C4 Trío. En "Margarita", un vals que Paiva dedicó a la contrabajista estadounidense Margaret Hosspacher, tocó el fliscorno Linda Briceño, la hija del baterista Andrés Briceño, que lleva varios años dejando boquiabiertos a todos los que son testigos de su talento.

Los músicos aprovecharon para dedicar la pieza...

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