Sierraverde convive en armoní­a con el bosque que la circunda

Cómo llegar. Deben tomar la Autopista Regional del Centro, salen como quien va a Nirgua, al llegar a Bejuma se fijan a mano izquierda en la estación de servicio Trébol y verán un caminito que sube hacia la montaña. Entran por ahí hasta que se termine el asfalto. Justo allí son como 3 kms hay un portón. Llegaron, aunque no vean ningún letrero. Un fajado del espacio. El es panto de Elsa cuando vio aquel bosque cerrado la dejó paralizada durante 4 años en la entrada, bajo un techito, donde preparaba almuerzo a su marido mientras éste sembraba 75.000 matas de café Colombia y le pagaba a los obreros. Pero Hugo García Botero la sorprendió. Al cumplir 20 años de casados la invitó a explorar la selva. Caminaron por kilómetro y medio de sendero empedrado surcado por un muro de piedras todas sacadas del río vecino hasta La Casa de los Abuelos. Encaramado sobre otra peñona, estaba el hogar. Vigas de madera maciza, techo de tejas envejecidas, pisos de noble madera, una habitación con ventanales al bosque, el baño con la regadera metida en el jardín, la cocina y el fogón, un salón abierto a ese paisaje de muros y plantas tropicales, un patio con pisos de caico y la decoración sensible de un arquitecto enamorado. Elsa lloraba al ritmo de los músicos contratados para amenizar el regalo. Al poco tiempo supieron que la única forma de mantener ese espacio natural era convirtiéndolo en posada. El café no daba ni para cubrir los costos. Pero fue perfecto sembrarlo, porque es el cultivo más ecológico del mundo. Tan frondoso y amigable es este bosque, que por años vivió por aquí un ermitaño, metido en una cueva bajo un árbol Niño como los que asombran en el Parque Nacional Henry Pittier. Mu chos creen que su ánima protege con fervor esta naturaleza. También a las visitas que la tratan con respeto. Desde que es posada. La pri mera decisión fue ofrecer el hogar del regalo. Por lo tanto hubo que construir un nuevo ambiente para la pareja dueña y anfitriona. Lo hicieron alrededor del patio para el secado del café, en la parte de arriba, con sus techos de chiquichiqui, lo mismo que el amplio comedor rodeado de sillones cómodos, una curiosa hamaca traída de Bali hecho con una sola pieza de bambú sillas y mesas de madera de teca, cojines que se hunden y los jardines que se lanzan por la colina. Al fondo un par de cedros que deben sostener la próxima habitación La Casa del Árbol a la cual se subirá por un montacarga. En otra esquina del patio está la suite, cuyas...

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