Crecimiento sin beneficios

La crisis económica mundial se manifiesta en China de manera diferente al resto del planeta. Si tuviéramos que calificar su situación hoy habría que decir que la segunda economía mundial afronta una desaceleración del crecimiento de características aún leves, pero con un efecto pronunciado y perverso en lo atinente a los beneficios corporativos. Nada de esto lo resiente de manera dramática la gente común, pero puede ser catastrófico para los inversionistas, que son el corazón que mantiene latiendo la dinámica económica local. El crecimiento chino del segundo trimestre fue el más bajo desde inicios de 2009: 7,6%. La consecuencia es que los beneficios de las empresas estatales se descolgaron 11,6% en el primer semestre de este año, la caída más significativa desde que estalló la crisis en 2008. Pero esto resulta ser pálido al lado de la sacudida recibida por los grupos industriales privados, que crecieron 28,7% en el primer semestre de 2011 y cayeron 2,2 % en el semestre que recién terminó. Sectores como el del acero, ubicados en lo que algunos medios chinos consideran la peor zona de desastre, están advirtiendo sobre el descalabro de sus cifras en la medida en que se acercan las rendi ciones de cuentas de mitad de año que deben ser reportadas este mes. Ya se sabe, por ejemplo, que Air China verá sus utilidades de mitad de año reducidas a la mitad. Y ZTE, el cuarto fabricante mundial de equipos de telecomunicaciones, advirtió a sus accionistas que tendrán que hacerse la idea de una caída de 80% de sus beneficios en el primer semestre del año. El mal es general. Toca de cerca a la inmensa mayoría de las grandes empresas: desde la...

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