La Cumbre de Cádiz

Hoy se inicia en Cádiz la XXII Cumbre Iberoamericana que tendrá como lema "Una relación renovada en el bicentenario de la Constitución de Cádiz", la Carta Magna que aprobaron en 1812 diputados españoles y latinoamericanos, en una España asediada por las ambiciones de Napoléon Bonaparte. Una Constitución que tuvo vigencia hasta 1814, cuando Fernando VII retornó al poder y echó atrás las conquistas democráticas. Para los venezolanos la ciudad de Cádiz tiene implicaciones muy especiales porque fue allá, en La Carraca, donde Francisco de Miranda estuvo prisionero de la monarquía intolerante, y fue allá donde murió el Precursor de nuestra Independencia. Es de esperar que esto no sea olvidado, y que paralelamente a la celebración de la Constitución democrática sea honrada la memoria del prisionero que allá rindió su vida.

La cumbre se reúne en un momento crucial de Europa, y particularmente de España, con sombras y perspectivas que proyectan incertidumbre, incluso, sobre su integridad como reino. El regionalismo en Cataluña y en el País Vasco parece tomar fuerza como consecuencia de la crisis económica que padece el país. No obstante, la reunión tiene sus propios objetivos y sus propios intereses, y en cierto modo podría servir de aliciente para que los españoles reflexionen sobre el grave error de la disolución. Desde la primera cumbre celebrada en Guadalajara en 1991, el balance de los encuentros ha sido positivo y le ha permitido a nuestros países, tanto los de allá, España, Portugal y Andorra, como a los de este lado del Atlántico, una comunicación permanente.

La Declaración de Cádiz y el Plan de Acción fueron preparados por las distintas...

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