Venezuela debe llenarse de viajeros contentos y anfitriones orgullosos

El turismo llegó para quedarse. Nos toca escribir el último viaje del 2011. Es el momento del balance y las recomendaciones. Hacer de Venezuela una potencia turística es perfectamente factible. Hace 17 años Âcuando empezamos a hacer Bitácora  eran pocas las posadas y menos aún los venezolanos dispuestos a emprender este negocio. Las modalidades de aventura y naturaleza no existían. A nadie se le ocurría lanzarse por un río caudaloso en una balsa, andar en bicicleta por las montañas o volar en parapente con un pasajero. Tampoco teníamos revistas especializadas, ni siquiera cuerpos de turismo en los periódicos. Muchísimo menos un canal como SunChannel. La gastronomía venezolana era casi una entelequia, donde el ejemplo máximo era el libro de Scannone. Por eso es tan injusta esa expresión de que en Venezuela no se ha hecho nada en turismo. Lo que sí es cierto es que el trabajo ha sido una iniciativa y un esfuerzo del sector privado. Es verdad que las gobernaciones han creado direcciones y corporaciones de turismo para apoyar en promoción y financiamiento. También es cierto que existe el Ministerio de Turismo. Sin embargo nunca ha tenido el peso que le permita incidir en las políticas de Estado. Si así fuera, el Ministerio de Turismo exigiría más vuelos que comuniquen a todo el país, mejores carreteras y más seguridad, por sólo mencionar algunos detallitos. Es un ministerio tan polarizado como el país. Imposible acceder a la información. Tener un contacto así sea lejano. Es un coto cerrado para quienes apoyan al Gobierno. Nos da solidez una natura leza virgen que ha sido protegida desde el Instituto Nacional de Parques. Una legión de militantes del turismo que trabajan desatados en todo el territorio nacional. Unos ve nezolanos que recorren el país con afán de descubridores y enseñan a sus hijos las bondades de su geografía. Unos cocineros que tienen al país oliendo a ají dulce y papelón. Unos posaderos que siguen frente a sus negocios aunque las carreteras se caigan, los aeropuertos cierren, aparezca la gripe AH1N1 o la inflación los saque del mercado. ¿Qué pedimos? El turismo re quiere seguridad en cualquier parte del planeta. Es doloroso como muchas posadas tuvieron que rodearse de muros Âaún cuando eso significara bloquear su vista al mar poner candados y hasta quitar letreros para que nadie supiera que se trataba de una posada. Con frecuencia piden no aparecer ni siquiera en las guías o en la prensa para que sólo los encuentren quienes...

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