La desgracia del hombre biónico

El hombre biónico, el atleta ejemplar de piernas amputadas y prótesis como guadañas, el orgullo de una nación que cuenta con 10 premios Nóbel, hizo trizas su reputación de héroe el Día de los Enamorados pasado. Todo indica que mató a tiros a su novia en una disputa doméstica y, como en una oscura trama de ciencia ficción, el mundo comienza a darse cuenta de que la futurista historia de Oscar Leonard Carl Pistorius tiene una superficie de gloria y superación, pero un revés de psicosis y violencia. Soy una bala en la recámara de una pistola, proclamaba el velocista de 26 años de edad en un slogan de Nike. Pistorius, también llamado Blade Runner juego de palabras entre la clásica película y las palabras corredor y cuchillas, nunca ocultó su afición por las armas y la caza de antílopes. Cuando le preguntaron con cuánta frecuencia practicaba el tiro al blanco, el atleta respondió: Sólo a veces, cuando no puedo dormir. Esas referencias ya deben formar parte del expediente de la Fiscalía de la República de Suráfrica, que lo acusa de asesinar a la modelo Reeva Steenkamp, de 29 años de edad, y quien, como él, era frecuentemente portada de revistas. Ahora se sabe que entre la pareja se registraron incidentes de violencia. Natural de un país en el que la convivencia entre negros y blancos, 20 años después de la abolición del apartheid, tiene rezagos de discriminación y resentimiento, Pistorius parece haber adquirido una psique similar a la de quienes se sienten permanentemente amenazados. Como la mayoría de los afrikáners, blancos que dominaron por décadas el país, el atleta paralímpico estaba obsesionado con su seguridad y vivía refugiado en una fortaleza en las afueras de Pretoria, la capital administrativa de uno de las regiones más violentas del mundo. Con una pistola 9 mm bajo la almohada y una subametralladora en el clóset, Pistorius parecía vivir tranquilo, con in gresos calculados en 2 millones de dólares mensuales. Inspirador y competitivo. El rostro duro y el cuerpo atlético sostenido sobre dos tibias de titanio y fibra de carbón hicieron de Pistorius una imagen de inspiración para las personas con discapacidades. La historia sobre cómo su madre aceptó que a los 11 meses de nacido se le amputaran las piernas por debajo de las ro dillas para impedir el avance de una enfermedad degenerativa, fue contada con detalles y amenizada con anécdotas colegiales en la biografía Bla de Runner: Mi historia. El verdadero perdedor no es quien llega de...

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