Las elecciones más inverosímiles

Las elecciones presidenciales que se avecinan en Nicaragua, fijadas para el domingo 6 de noviembre, puede que sean las más inverosímiles del mundo. Anormales, aunque el secretario general de la OEA, que estuvo de visita hace poco en Nicaragua, las vea normales y, aún más, juzgue el proceso electoral en curso como parte del avance democrático en América Latina. Comienzo a explicar por qué se trata de unas elecciones inverosímiles. En primer lugar, el comandante Daniel Ortega se presenta otra vez como candidato a la Presidencia, a pesar de la prohibición expresa de la Constitución Política, resuelta de manera ilegal con una resolución de la Corte Suprema de Justicia, cuyos magistrados son fieles al Presidente y candidato; esta resolución fue de inmediato convalidada por las magistrados del Consejo Supremo Electoral, que se ufanan de la misma fidelidad incondicional. Cuando una contienda se da en términos de absoluta desigualdad, estando una de las partes en indefensión frente a la otra que hace uso de todas las ventajas, sin cuidarse de que esas ventajas sean ilegales, en Nicaragua decimos que se trata de una pelea de burro amarrado contra tigre suelto. Esto es lo que son estas elecciones. El comandante Ortega se propone contar él mismo los votos a través de los jueces electorales incondicionales suyos, y el aparato electoral está en manos de sus partidarios. Pero eso no es todo lo que tienen de inverosímiles estas elecciones. Nunca ha habido una campaña electoral más desigual. Decenas de millones de dólares de los créditos blandos que provienen del convenio petrolero con Venezuela, que son recursos del Estado, han sido usados para comprar, equipar y remozar al menos cinco canales de televisión y decenas de estaciones de radio que cantan día y noche las loas al candidato oficial, y esos recursos financian también gigantescos avisos en calles y carreteras, gorras, camisetas, banderas, y el alquiler de centenares de medios de transporte para acarrear manifestantes. Por eso cada fin de semana la ciudad de Managua se queda sin la mayoría de los autobuses del transporte público. El tigre suelto, millonario en recursos, no perdona al burro amarrado, porque el aparato oficial de campaña también usa los vehículos de los ministerios del Estado para estas movilizaciones, aun ambulancias del sistema de salud. Y todavía más que eso. Esos mismos recursos sirven para donativos y regalos que se hacen a los potenciales votantes, desde láminas de zinc para...

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