Empaque vacío

AFruto Vivas, la propuesta arquitectónica que era enarbolada por la izquierda venezolana para confrontar el modelo de urbanización y distribución de espacios habitables que se popularizó en la etapa democrática, este gobierno que se autoproclama revolucionario, marxista-leninista, bolivariano y procubano le debe tener una grandísima arrechera, que no está conectada con esa envidia que muerde ni con el reconcomio de los fracasados, sino de sus colegas arquitectos y ca maradas de luchas ahora devenidos en comisionistas de altos porcentajes. Vivas, que al principio del enga ño, ilusionado, se atrevió a presentar algunas de sus propuestas, desde un parque de agua en el aeródromo La Carlota hasta una escuela de construcción para los vecinos, experiencia que desarrolló exitosamente con los campesinos de Trujillo y Lara en la década de los ochenta, ha sido desatendido hasta en lo que ha sido la nuez de sus luchas por dotar al pueblo de viviendas y urbanizaciones a escala humana y evitar las gavetas para meter pobres. Todos los edificios que se cons truyen en el área metropolitana de Caracas para alojar a las familias damnificadas por los aguaceros y la imprevisión guberna mental de los últimos trece años siguen una misma norma: que sean baratos y que se construyan rápido. Se trata de dotar de techo a quien no lo tiene. A quienes se preocupan de lo inmediato y no de sus consecuencias les parecerá que se está solucionando el problema, que es lo importante. Se engañan, crean otros...

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