¿Es sostenible el capitalismo moderno?

A menudo me preguntan si la reciente crisis financiera global marca el comienzo del fin de la era del capitalismo moderno. Es una pregunta curiosa porque al parecer se presupone que existe un sustituto viable esperando tomar el relevo. La verdad de las cosas es que, al menos por ahora, las únicas alternativas serias al paradigma anglo-estadounidense dominante son otras formas de capitalismo. El capitalismo continental europeo, que combina generosos beneficios sociales y de salud, un horario de trabajo razonable, aunado con periodos de vacaciones largos; una jubilación temprana y distribuciones del ingreso relativamente equitativas, pareciera ser muy recomendable, pero carece de sostenibilidad. Se afirma que el capitalismo darwiniano chino, con empresas de exportación que operan en un ambiente de encarnizada competencia, una frágil red de seguridad social y una extensa intervención gubernamental, es el heredero inevitable del capitalismo occidental, aunque solo sea por el enorme tamaño de China y su tasa de crecimiento proporcio nalmente desmesurada. Con todo, el sistema económico chino está evolucionando continuamente. En efecto, no está claro cuánto más seguirán transformándose a sí mismas las estructuras financieras, económicas y políticas chinas, ni si ese país, en última instancia, mutará en una nueva forma de capitalismo. En cualquier caso, a China todavía le aquejan las vulnerabilidades financieras, económicas y sociales comunes de un país de bajos ingresos con rápido crecimiento. Tal vez el asunto central es que en todo el panorama histórico, todas las formas actuales de capitalismo son finalmente temporales. El capitalismo moderno ha tenido resultados extraordinarios desde el comienzo de la Revolución Industrial hace dos siglos, que sacó de la pobreza absoluta a miles de millones de personas. En términos comparativos, el marxismo y el socialismo autoritario han tenido resultados desastrosos. Sin embargo, a medida que la industrialización y el progreso económico se extienden en Asia y ahora en África, algún día la lucha por la subsistencia ya no será un imperativo principal, y las numerosas fallas del capitalismo contemporáneo podrían parecer más importantes. Primero, incluso las principales economías capitalistas no han podido valorar efectivamente los bienes públicos como el aire limpio y el agua. El fracaso para lograr concluir un nuevo acuerdo global de cambio climático es sintomático de esta parálisis. Segundo, el capitalismo ha...

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