Estudiar es tarea ardua en los refugios

Hace más de un año la cotidianidad de Tahilis Hernández, de 7 años de edad, se transformó. La montaña se tragó su casa en la carretera vieja Caracas-La Guaira, y tuvo que trasladarse con la familia a un refugio. Después de esa mudanza forzada perdió primer grado. Los desbarajustes en su vida le impidieron volver a clases. A su mamá, Nileida Hernán dez, se le hacía muy complicado llevarla a su antiguo plantel, pues le quedaba muy lejos. Tuvo que buscar cupo en uno más cercano al refugio Âáreas habilitadas de la Escuela de Artes Visuales Cristóbal RojasÂ. En octubre de 2011 Tahilis retomó los estudios de primer grado en la Escuela Experimental Venezuela, institución a la que regresó esta semana, cuando se reanudaron las clases. Al principio, recuerda la mamá, no le iba bien: La maestra me decía que se distraía mucho. Hubo cosas que ella sabía y las olvidó. Ahora ya está adaptada. El hijo de otra damnificada, que prefiere mantener su identidad en reserva, tiene 13 años de edad y está en cuarto grado. Ella dice que el muchacho se ha atrasado porque ha tenido muchos problemas. Por ejemplo, estuvo enfermo con dengue un tiempo y después, debido a la emergencia por las lluvias, tuvo que mudarse al refugio. El cambio le pegó y raspó, dice. Así como Tahilis, el joven comenzó el año pasado en otra escuela. Le ha ido más o menos. No se ha adaptado del todo a esa institución, dice su mamá. Para Mabel Mundó, socióloga y especialista en educación del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, cambios tan radicales afectan el rendimiento de los niños. Sabemos que es un problema recurrente la deserción escolar o la asistencia intermitente, por efecto de las lluvias y los cambios de domicilio. Sobre todo porque los refugios no están planificados para el desenvolvimiento normal de la vida de las personas. Ese es otro agravante, entre muchos, que afecta el desenvolvimiento escolar de un niño, explica. Josefina Bruni Celli, especia lista en el desarrollo de polí es crucial: La escuela le brinda al niño o adolescente la oportunidad de socializar y lo vincula con el otro. Es un espacio en el que pueden canalizar la frustración que les genera no saber por cuánto tiempo van a permanecer en el refugio y los saca del aislamiento, afirmó. Sostuvo que las escuelas son los lugares más adecuados para obtener la atención que les permita cerrar la herida emocional y el trauma que genera la pérdida de vivienda. El riesgo de contraer...

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