El eterno retorno de Nicaragua

Deben ser motivo de alarma los vientos que soplan en el continente y que hacen tambalear los pilares básicos del Estado de Derecho y de la democracia liberal. Por estos días se sienten en Nicaragua, donde el actual mandatario, Daniel Ortega, presentó ante la Asamblea Nacional una polémica reforma de la Constitución que plantea una transformación radical de las instituciones del país y que allana el terreno para su perpe tuación en el poder.Dicha modificación incluye, entre otros, un giro del sistema político del país hacia la democracia directa, en detrimento del modelo representativo.Aquí cobran especial importancia los gabinetes de la familia, vistos por muchos críticos como una peligrosa herramienta de control social que pasan por alto el límite entre lo público y lo privado. Detrás de estos está una figura clave, Rosario Murillo, esposa de Ortega, que cada vez cobra mayor relevancia en los asuntos de gobierno.Pero esta no sería la única frontera que quedaría difusa, de prosperar la iniciativa, algo muy probable en tanto que, de 92 diputados, 63 son adeptos al sandinismo, mayoría que, por cierto, se da en la Corte Suprema de Justicia. Y la que impide que los militares tengan injerencia más allá de los cuarteles también está en la mira...

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