Familias comparten el llano en los Módulos de Mantecal

Controlar el llano. Llegar es complicado pero sabroso.Adoro esos caminos por donde transitan pocos carros y la retina se repleta de llanura. Es por eso que sólo viajo de día.Me entusiasma el paisaje. Los agujeros me obligan a ir despacio. Así veo los detalles. Hay que llegar a Mantecal. Siguen vía Palmarito-Guasdualito, en la Y cruzan a la derecha vía Bruzual. En la segunda Y a la izquierda vía Palmarito. Los agujeros son tan ancianos que hasta les ha crecido vegetación. En el próximo cruce toman a la derecha donde dice Módulos Universitarios y está la bodega Los Módulos. Aquí el monte se comió completico un canal de la carretera. Pasan el campamento Mata e’Totumo, de la Universidad Experimental de los Llanos, la carretera se pone precaria, se acomoda de repente y llegan por fin al primer campamento en los Módulos, Rancho Grande, junto al caño Guaritico. Para ir al resto el camino es de tierra. Sencillo en verano, pantanoso en invierno.Fue en 1978 cuando se hicie ron los Módulos de Mantecal, obra del ingeniero Ramón Arturo Gil Veroes. Construyeron terraplenes, compuertas y canales para controlar las inundaciones en invierno y mantener el agua en el verano.Por esos predios vivían unas cuantas familias aisladas del planeta cuando llovía y un poquito más cerca en el verano.Con la construcción del terraplén hasta Guaritico y luego el puente fue posible salir hasta Mantecal o Quintero. Antes había que hacerlo en canoa.Había un partero Juan Esteban Padrón, el tío de la mamá de Chepina, la dueña de unos de los campamentos. Estamos hablando de los años setenta.A quien se enfermaba lo curaban con un guarapo. No se comía arroz. Sólo topocho y carne. La carne era sana y por eso la gente duraba mucho. La construcción de los Módulos benefició a todos, empezaron a llegar más familias, les dieron propiedad de sus tierras con cartas agrarias. Aseguran que si ponen luz aumentaría la población. Todos tienen plantas y sacan el agua del río con bombas. Claro que los Módulos no son los del principio. Muchas compuertas no funcionan, algunos terraplenes se han caído, los caminos están destruidos, no hay quien pase una máquina de vez en cuando. Si las carreteras de asfalto son un desaguisado, qué se puede esperar de estos remotos senderos que sólo conducen a fincas pequeñas sin luz ni agua. Pero merecen que los atiendan, como todos los venezolanos.Llega la visita. En 1996 em pezó a llegar la visita. Fue Lorenzo Adam el primero que se atrevió a llevarlos. Ignoro...

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