Gambetas de exportación
Michael Covea es un muchacho muy tranquilo y enfocado. Pese a sus 20 años, prefiere la calma en vez de la convulsionada metrópolis caraqueña. Cada vez que finalizaba un partido con el Deportivo Petare, driblaba el tráfico y las tentaciones de la ciudad capital y enfilaba directamente a casa de su abuela, que vive a unos minutos de Guarenas, ahí busca su retiro espiritual.
Allí se encerraba en uno de los cuartos y hacía doble turno con el playstation y el dvd, con más de 10 películas en su morral. Contemplaba el paisaje y disfrutaba de los suyos, alejado del estrés y la asfixiante marcación hombre a hombre que se siente permanentemente en la otrora ciudad de los techos rojos.
Y ahora se sentirá como en casa. Su primera experiencia en el fútbol internacional será en la ciudad argentina de San Juan, acogedora y calmada -como le gusta a él- donde luchará para que sus gambetas se ganen la atención entre los hinchas del San Martín de San Juan, su nuevo club que peleará el ascenso en el competitivo Nacional B argentino.
Pudo ser de primera. La propuesta inicial era para fichar con el All Boys de la primera división, dirigido por el laureado Julio César Falcioni, pero algunos inconvenientes con el Deportivo Petare, impidieron que se concretara el acuerdo antes del cierre del libro de pases.
De hecho, estuvo entrenando una semana con la reserva de All Boys y vio el partido del albo frente a Vélez, del que destacó el vértigo.
"Me gustó mucho el ritmo y la intensidad. Estoy ansioso. Ya quiero debutar. Estoy preparado para este desafío", sentencia en una charla junto a su representante Donaldo Barros en una tarde soleada en la lujosa zona de Puerto Madero.
Pasado salonista. Este no será el primer viaje de Michael al exterior. A los 14 años de edad, le tocó ir a España a un campeonato de fútbol sala. "Fui representando al colegio Los Arcos. Una experiencia bastante bonita. Quedamos de segundo y recibí el trofeo de mejor jugador de manos del ex jugador de Valencia, Pablo Hernández" Luego de pulir el parquet internacional, recibió la oportunidad de entrenarse con las categorías inferiores del Centro Ítalo y allí recibió el respaldo inmediato de Nelson Carrero.
"Nelson me ayudó muchísimo.
Incluso en el Centro Ítalo se ponían medio renuentes porque no era socio y él peleaba para que pudiera jugar. Me recomendó con Eduardo (Saragó) porque vio mis destrezas y empezó a ayudarme para debutar en el profesional. Siempre se lo agradeceré", recuerda con emotividad.
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