Gaudí creó un castillo de cuentos de hadas

Casi toda la obra de Antonio Gaudí está en Cataluña. Tan sólo tres edificios llevó a cabo fuera de su territorio natal. El más destacado de ellos es un palacio episcopal situado en una pequeña ciudad del noroeste español fundada hace 2.000 años por Augusto, el emperador de Roma. Poco antes de llegar a la lo calidad de Astorga, los viajeros que recorren el Camino de Santiago se detienen a contemplarla desde un otero que domina el valle verdeante del río Tuerto. La ciudad se presenta ante ellos con casas de escasa altura, como aferradas a la orografía, entre las que destaca la mole catedralicia, que realza el poder divino sobre las cosas mundanas. En el entorno de la catedral está el palacio, cuyas obras dieron comienzo en 1889, después de que ardiese la residencia anterior. El obispo que regentaba entonces la Diócesis de Astorga era natural de Reus Tarragona, al igual que el arquitecto catalán. Gaudí realizó simultánea mente las obras de Astorga con las de la Sagrada Familia, en Barcelona. Para llevar un control directo no sólo viajó en varias ocasiones a la ciudad, sino que envió desde Cataluña a operarios familiarizados con sus realizaciones. Aire romántico. El genio cata lán construyó en Astorga un palacio de aspecto medieval, más ajustado a las líneas neogóticas que a otros trabajos suyos. Pero en su juego innovador incorporó formas nuevas como los capiteles de estrella o las espectaculares arcadas del acceso. Se dice que para el pórtico Gaudí se inspiró en la Torre Eiffel. La vista del edificio desde el oeste permite detectar ese juego, con esos arcos abocinados que se abren en medio de unos contrafuertes que se van ensanchando a medida que acceden al suelo, al igual que las patas de la torre parisina, y con esa torrecilla que adelgaza a medida que asciende. Las torres cilíndricas corona das por capiteles, el foso... todo da a esta creación arquitectónica un aire romántico, aportando un eco del medioevo que eclosiona ante los lienzos severos de las murallas romanas y la estructura tardogótica de la catedral. Detrás de Blancanieves. La funcionalidad se olvida en este palacio que constituye un grito de fantasía en medio del Camino de Santiago. Es más un sue ño que una residencia episcopal, algo que no comprendió el cabildo diocesano a la muerte del obispo 1893, lo que motivó la paralización momentánea del proyecto. Reanudadas las obras en 1907, bajo la dirección del arquitecto Ricardo Guereta, se terminó en 1915. Nunca un patriarca de la...

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