Generaciones de la danza celebran el movimiento

La danza escénica venezolana representa una experiencia múltiple en tendencias, contenidos y formas. Su historia es la sumatoria de anhelos, visiones y ambiciones de varias generaciones de bailarines, coreógrafos y maestros, que han configurado un panorama diverso atenido a los preceptos establecidos por la danza artística universal y también recreadora de sus particulares arraigos. Los inicios de su profesionalización se observaron durante los años cincuenta, como consecuencia de hechos y situaciones que determinaron la viabilidad de una danza teatral nacional. La presencia de compañías, intérpretes y docentes extranjeros en el país, durante las primeras décadas del siglo que comenzaba, generaron la necesidad y propiciaron las condiciones para un progresivo desarrollo de la danza en sus expresiones tradicional popular, clásica y contemporánea. Algunos acontecimientos fueron desencadenantes: la presencia creciente de la danza en escuelas y liceos públicos, así como la realización de eventos inéditos, tales como la Fiesta de la Tradición, en febrero de 1948, que reunió en el Nuevo Circo de Caracas a cultores populares de todas las regiones de Venezuela, iniciativa de Juan Liscano, con motivo de la toma de posesión presidencial de Rómulo Gallegos. Al decir del poeta, la celebración cumplió con una enaltecedora misión de acercamiento venezolano y de unificación del sentir nacional. La creación de la Escuela Na cional de Ballet, por parte de María Enriqueta Nena Coronil, durante el mismo tiempo, significó la concreción de una aspiración: la formación en danza clásica de búsquedas profesionales y un mayor reconocimiento colectivo. Sobre ella Arturo Uslar Pietri escribió: Vamos al ballet porque el hombre primitivo que está en nosotros ama la danza y se siente realizado en ella y también porque el civilizado diletante que hemos llegado a ser se estremece con los difíciles equilibrios y transformaciones que el movimiento, la música y las formas llegan a dar. También la modernidad de la danza, que con sus impulsos transformaría las nociones del cuerpo estético, llegó a Venezuela con Grishka Holguín, el bailarín mexicano que mostró las renovadas potencialidades expresivas del movimiento orgánico. Su labor pionera propició la sólida actividad de danza contemporánea que Venezuela logró exhibir. Los años cincuenta concre...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR