Los gestores de la escasez

E l negocio se activa con una llamada telefónica. No más de dos repiques, B. D, una mujer atareada por el trabajo y los asuntos familiares, atiende el celular sin preámbulos: ¿Qué tienes?. Su interlocutor, apodado el Buitre, asegura de inmediato ofrecerle lo que necesita: detergente en polvo, harina de maíz, azúcar. ¿Qué necesitas? ¿Cuántos paquetes quieres? Ya sabes qué hacer. Búscame en mi pasillo, luego de las 6:00 de la tarde, le indica.Las reglas son estrictas en esta transacción.Después del atardecer, menos colas y pocas miradas, se produce el encuentro para intercambiar mercancía por dinero. Son 300 bolívares adicionales al costo de 5 o 6 paquetes que reposan escondidos debajo de los estantes de un reconocido supermercado de Prados del Este. Luego, llega una carrera meteórica para no levantar la sospecha del resto de los clientes. Si alguno llegase a observar que B. D. sostiene entre sus manos algún rubro en escasez, habrá una respuesta cordial de ella: Hubo más temprano, pero ya se acabó. Cualquier misión es posible cuando se tiene el privilegio de...

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