Gobierno descarrilado

Hubo una época cuando el presidente fallecido fijaba él sólo la agenda de la opinión pú blica nacional. El comandante anunciaba una Misión, insultaba a un gobernante extranjero o descalificaba con un mote divertido a alguna figura de la oposición y de inmediato, como un poderoso imán, el desplante concentraba la atención de todo el país político.El asunto se fue modificando en medio de la campaña para las presidenciales de octubre de 2012. Henrique Capriles el candidato de la Unidad Democrática aprendió a construir y comunicar un discurso autónomo que con cierta frecuencia lograba poner al presidentecandidato y a la vocería oficial roja a bailar al son que tocaba.Ahora el asunto cambió. Co mo el nuevo Jefe de gobierno es un largo bostezo y apenas si logra generar noticias atractivas, cada vez con mas frecuencia la agenda la fijan Henrique Capriles y las fuerzas democráticas.Es lo que acaba de ocurrir la semana que hoy concluye. En un lobbying exitoso el líder de la Unidad Democrática logra ser recibido, casi que en calidad de estadista, por el presidente Juan Manuel Santos y el Congreso Nacional de Colombia. Al día siguiente práctica mente toda la prensa escrita de los dos territorios titula con la noticia y pone en evidencia los estilos contrastantes de ambos gobiernos.Como en aquella secuencia legendaria de Indiana Jones, los rojos de este lado atacan a los vecinos a pedradas y los vecinos responden con delicados ejercicio de florete. ¡Una bomba! ¡una bomba! es lo que ha puesto el presidente Santos a las relaciones bilaterales al recibir a un asesino fascista, grita desde este lado, desafinando, Diosdado Cabello el presidente de la Asamblea Nacional. A nadie le afecta escuchar las palabra del otro, responde serenamente Roy Barreras, presidente del Senado, de allá. Y agrega: Las palabras no son bombas de tiempo son precisamente para evitar las bombas y la violencia.!Una conspiración! ¡una conspiración! Eso es lo que se está gestando contra Venezuela en Colombia, exclama por su parte, descompuesto, Elías Jaua, el canciller venezolano.Entonces, Mariángela Holguin, la aplomada canciller colombiana, responde puntualmente recordando que: El presidente Santos desde que inició su Gobierno, decidió tratar los asuntos con el gobierno de Venezuela de una manera directa y sin micrófonos.Es una larga historia. No ha sido fácil para los gobernantes colombianos de estos tiempos mantener relaciones de equilibrio con el gobierno rojo. Demasiados...

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