El gran ausente: las industrias culturales y creativas

Creada en mayo de 1989, la Comisión Permanente de Cultura de la Cámara de Diputados, del entonces Congreso de la República, fue el ente que ejerciera funciones legislativas en el ámbito nacional con el firme propósito de ordenar todo un cuerpo jurídico moderno en lo relativo al desarrollo cultural del país. Cabe destacar que en agosto de 1993, por iniciativa de esta Comisión, se aprobaron cinco leyes claves para el reconocimiento de la cultura como sector estratégico. Sin embargo, a pesar de este esfuerzo único, ya a finales del siglo XX, desde la creación del Instituto Nacional de la Cultura y Bellas Artes INCIBA hasta el actual Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Venezuela no ha logrado aprovechar sus extensiones creativas para fomentar a través de políticas públicas, principalmente culturales y comunicacionales, el desarrollo del sector cultural-creativo.Ejemplo de esto es el Proyec to de Ley Orgánica de Cultura presentado por la Comisión Permanente de Cultura y Re creación de la Asamblea Nacional 29 de abril, 2013 para Consulta Pública. Literalmente, en caso de que se aprueben los infortunados 44 artículos de este Proyecto, por parte del partido oficialista, no se podría esbozar una guía estratégica en la definición de objetivos a mediano y largo plazo y tampoco la elaboración de políticas culturales innovadoras basadas en los problemas del desarrollo. Mucho menos, emprender la gestación de un futuro cultural deseable concerniente a la re-valorización progresiva de los aportes de la cultura y su articulación con el desarrollo de la sociedad venezolana en su sentido más amplio. Articulación que sólo es posible mediante la interacción con referentes culturales globales que operan mediante la producción industrial de cultura, su comunicación tecnológica y el consumo diferido y segmentado de los bienes.Bastaría con leer los artícu los 28 al 33 del capítulo VI, del Fomento de la Economía Social, para darnos cuenta que sigue operando una desarticulación entre los problemas comunicacionales y culturales.Ni vagamente se mencionan a nuestras industrias culturales y creativas: el Proyecto de Ley Orgánica de Cultura mantiene una visión avejentada sobre el tema de la economía de la cultura y de la creación, sobre los sub-dominios de nuestras industrias culturales y creativas que suman la inmensa mayoría del peso económico de la cultura; sin artículos explícitos que deriven de la libertad de creación cultural, la igualdad de oportunidades...

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