Un guerrero lanza en ristre

Miguel Henrique Otero Castillo es un guerrero. No encuentro una manera más apropiada para definir la extraordinaria personalidad de este periodista venezolano, cuya inteligencia, disciplina y amor por el conocimiento le han permitido estudiar matemáticas puras y economía en la Universidad Central de Venezuela, ingeniería en el Lafayette College de Estados Unidos, Sociología en la Universidad de París y una maestría en economía de la Universidad de Cambridge. Pero más que matemático, economista y sociólogo, mi amigo Miguel Henrique es y ha sido toda su vida un periodista integral, un periodista de tiempo completo, que le ha consagrado a este fatigante oficio todas sus fuerzas, todos sus desvelos, toda su inteligencia y su capacidad de acción.Pero digo que Miguel Henri que es ante todo un guerrero, porque cuando vio que en su querida Venezuela peligraban los valores fundamentales que habían sido la inspiración de su existencia y la razón de ser de su oficio de periodista, y me refiero a la Democracia y a la Libertad, en todas sus manifestaciones, y desde luego, a la Libertad de Pensamiento y de Expresión, decidió que el diario El Na cional iba a ser su trinchera, y pluma en ristre se enfrentó, con un valor temerario, a la dictadura que ha sumido en tinieblas el futuro antes luminoso de Venezuela.El Nacional ha sido, durante décadas, el diario más importante de Venezuela. Y el más independiente frente al poder político, independencia que en el pasado lo llevó a enfrentar duras represalias de parte de los gobernantes, que le han atravesado todo tipo de obstáculos para impe dirle cumplir con su objetivo de informar oportuna y verazmente sobre los aconteceres de la nación venezolana y del mundo. Fundado hace más de setenta años por don Henrique Otero Vizcarrondo, abuelo de Miguel Henrique, el diario se enfrentó con denuedo a la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, que oprimió a Venezuela durante una década, desde 1948 hasta 1958, cuando fue derrocado, precisamente con la activa participación de la familia Otero que resistió valientemente la persecución del régimen.No es, entonces, la prime ra vez que El Nacional tiene que luchar por la vigencia de las libertades en Venezuela, ni la primera vez que batalla por su propia supervivencia, oponiendo sus murallas de papel y tinta a los cañones de la dictadura. Es una batalla desigual que los demócratas del mundo entero y los amantes de la Libertad seguimos con angustia, pero también con fe y con...

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