Hacia la dictadura

Diciembre de 2010 pasará a la historia como el mes en que Hugo Chávez encadenó a Venezuela. No con las cadenas televisivas que nadie ve, sino con las cadenas de hierro de las dictaduras. Once años de disimulos, de ambigüedades, de atentados obstinados contra la Constitución y el orden legal, llegaron a su culminación este diciembre lúgubre.

Aprovechándose sin clemencia de una tragedia sin precedentes que arruinó a miles de personas y afectó profundamente la economía y la infraestructura de la nación, Chávez convirtió la Asamblea Nacional en una fábrica de leyes que los propios diputados confesaron "no haber tenido tiempo de leer" porque les fueron cayendo de Miraflores una tras otra, de manera tan improvisada como nerviosa.

Como si el Presidente hubiera vaciado las gavetas, las leyes inundaron la Asamblea. Y los diputados atemorizados y subalternos fueron alzando las manos como autómatas. Nadie ha tenido tiempo de analizar el alto número de leyes aprobadas de manera tan atropellada. No obstante, son normas que afectan de manera muy grave la estructura constitucional del país. Entre ellas están las del llamado Poder Popular, como la de las comunas, que anarquiza y desestabiliza gobernaciones y alcaldías.

Con el propósito de cercenar aún más la libertad de expresión, la Asamblea aprobó o reformó leyes como la Ley Resorte y la de Telecomunicaciones. Su propósito es otorgarle al Ejecutivo todas las atribuciones posibles para golpear a aquellos medios que se "alejen de la línea oficial". Un estudio cuidadoso nos llevaría a la conclusión de que estas leyes han sido concebidas para una...

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