Se nos ha hecho más fácil sobrevivir al caos

Las maletas del viajero siempre llevan una novedad, algún recuerdo o regalo que el tiempo puede convertir en inútil, pero también portan otros elementos que pasan inadvertidos. La ropa, los accesorios y la disposición en el espacio dan una muestra de comportamiento en una persona.En Objetos no declarados , Héctor Torres vuelve a desmenuzar hechos cotidianos de la calle. Desde la forma en la que una madre trata a su hijo hasta los limitados ejercicios de poder del que se come la flecha o aquel que cobra por estacionar en una acera, a manera de supuesta colaboración.El escritor plasma en papel lo que es rutinario, pero a manera reflexiva, tratando de encontrar una causa a lo ocurrido y sus derivaciones.Uno de los primeros textos refiere a una anécdota vivida en el Metro. De las centenares de historias, le llamó la atención la de una madre, su hija -casi adolescentey el niño de siete años de edad, el más débil en la sucesión, cuya presencia parece recordar un error, un momento que no debió ocurrir.Me quedé pensado en có mo ese tipo de relaciones pueden ser un germen de nuestra naturaleza social, afirma Torres.En el libro se menciona varias veces el caos como una forma de equilibrio con el que se busca convivir. Yo no sé si tenemos arreglo. La historia da sorpresas, pero ciertamente se nos ha hecho más fácil sobrevivir al caos que tratar de cambiarlo, dice el autor cuando se le pregunta por la existencia de alguna salida.Aunque no pretende dar fór mulas, suele mencionar cuando habla el vínculo de las personas con la ley, con aquellos acuerdos establecidos para una mejor...

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