Ellos inspiran

Entre los grandes

Grevis Vásquez Jugador de baloncesto de los Hornets de New Orleans Uno de los momentos más emocionantes del mundo deportivo ocurre cuando se eligen a los nuevos jugadores de la liga profesional de baloncesto estadounidense. Allí, cientos de jóvenes se reúnen con la esperanza de ser escogidos por un equipo profesional y dar el salto definitivo a la NBA. En 2010, un joven caraqueño criado entre Coche, Quinta Crespo y el 23 de Enero cumplió uno de sus más grandes sueños al ser elegido por los Grizzilies de Memphis para comenzar su carrera como basquetbolista profesional. A partir de ese momento, Vásquez pasó a engranar las filas de deportistas venezolanos a los que un país entero sigue en cada jugada. Su constancia, dedicación, amor al juego y sencillez lo han convertido en un referente para las nuevas generaciones de futuros jugadores que sueñan con emularlo, imitando sus movimientos en las canchas más humildes del país. Apenas entrando en la adolescencia, se fue a estudiar a Estados Unidos y de allí pasó a ingresar las filas del equipo de baloncesto de la Universidad de Maryland, donde estudio Comunicación. Alejarse de su familia desde tan joven fue un desafío autoimpuesto en pos de su meta máxima: "Fue un sacrificio muy grande dejar a mi padres, tomar decisiones sin ellos, hacerse hombre solo, pero sé que fue para alcanzar mis sueños. Tenía que pasar por lo peor para lograr lo mejor". Para el joven Grevis, recién llegado a un nuevo país en el que no conocía a nadie ni hablaba el idioma, la adaptación fue dura: "Mi primera clase era de historia del gobierno y no entendía nada. Fui a la práctica y el entrenador me decía "cruza la cancha" y yo seguía derecho porque no entendía y mis compañeros se burlaban. Fue muy duro, no poderte expresar en el mismo lenguaje. Me dio mamitis, me quería devolver". Durante sus estudios de secundaria, Grevis vivió con un grupo de compañeros de distintas nacionalidades, pero el ingreso a la universidad supuso una independencia que, si bien había sido anhelada, también exigía sus cuotas de sacrificio y responsabilidad. Al fin y al cabo, para eso había llegado hasta allí: "Todo dependía de mí. Hubo tiempos en que no tenía ni para comprarme un chocolate. Pero hay que comerse las verdes para comerse las maduras". La noche en la que fue elegido como jugador de los Grizzilies, Greivis celebró por partida doble: primero, de forma modesta con su familia y luego, en una gran fiesta junto a todos los...

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