Las lettres de cachet del siglo XXI

Hasta la Revolución Francesa, unas de las prácticas más odiosas que caracte rizaron a la monarquía fueron unas órdenes firmadas por el rey, conocidas con el nombre de lettres de cachet, y que, entre otras cosas, permitían arrestar y enviar a prisión a cualquier persona. En ausencia de un poder judicial independiente e imparcial, esas órdenes fueron el símbolo de la arbitrariedad en el ejercicio del poder. Con la Revolución Francesa y el nacimiento de un nuevo derecho público, todo eso quedó en el pasado, abriendo el camino a la separación de poderes, al reconocimiento de los derechos públicos subjetivos y a las garantías de la libertad. Con ese hito histórico se acabaron los gobernantes que, a la manera de un César imperial o de un Calígula, tenían poderes absolutos sobre nuestros bienes, nuestras vidas y nuestra libertad.En adelante, esos poderes estarían reservados exclusivamente para los tiranos como Hitler o Stalin; como Franco o Mao; como Pinochet o Pol Pot. Por el contrario, en democracia, y en el marco de un Estado de Derecho, solo podemos ser privados de nuestra libertad por orden de jueces independientes e imparciales, respetando todas las garantías judiciales. Hasta allí llega la teoría; porque, por lo menos en Venezuela, la práctica indica algo muy diferente.Fue Hugo Chávez quien ins tauró una nueva modalidad de las lettres de cachet, sin necesidad de un documento escrito, con órdenes transmitidas por medio de la radio y la televisión, disponiendo el arresto de todos aquellos que se interpo nían en su camino. Los tribunales solo tenían que refrendar lo que ya había sido decidido en Miraflores y comunicado a través de Aló, Presidente. Para quienes no se han enterado, así lo ha atestiguado, entre otros, Eladio Aponte Aponte, uno de los esbirros que, desde el TSJ, debió ejecutar muchas de esas decisiones, enviando a la cárcel a los comisarios de la Policía Metropolitana y a Iván Simonovis, por mencionar solo a algunas de sus víctimas.A su turno, como heredero político del comandante, Nicolás Maduro ha demostrado te ner el mismo talante despótico que su antecesor, pero con más entusiasmo. Los presos de Chávez han sido sustituidos por los presos de Maduro. Ya no se trata solo de Leopoldo López o de los exalcaldes también destituidos...

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