Leyes de flotamiento

Mi primer viaje a Margarita fue en el Carnaval de 1978. Llegué a la isla en un barco de Conferry, una parte de Margarita que navega en el mar. Desde el muelle de Puerto La Cruz, el ferry lucía como una de las naves de la flotilla del mal de La guerra de las galaxias. La imagen futuris ta Âel casco blanco con esos rayos azules pintados en su popa basculante, que contrastaban con la trayectoria soporífera hacia Punta de Piedras combinaba con la estructura piramidal del hotel Meliá Puerto La Cruz, obstinado en ser la réplica del Contemporary del Disney World de Orlando. Nuestros sueños de grandeza Âtextura de ventana panorámica, gusto de whisky y aroma de humedad de aire acondicionado central se iban a pique en cuanto se entraba al estacionamiento del ferry. Superada la asfixia de humo de escape y lubricante, los pasajeros de primera clase subían las estrechas escaleras metálicas que conducen al pabellón de segunda. En el rellano, ninguna advertencia sobre los efectos del estancamiento socioeconómico era tan ominosa como la olfativa: el olor a pies debía ser sólo comparable al de una sala de plegarias en Kandahar. Los ferrys debían tener relativo poco tiempo de haber sido botados de sus armadores en Noruega o Dinamarca, pero la desidia de su público usuario, sobre todo en el área de los baños para caballeros, era prehistórica. Frente a ese batallón de esfínteres sin puntería Âlas mismas naturalezas que arrojaban latas de cerveza Polar al marÂ, la empresa debía redoblar sus esfuerzos y sus dosis de desinfectante para devolver la atmósfera a niveles respirables. Sin embargo, Conferry prefirió cebar el carácter de su personal de atención al público, que, sobre todo en tierra, se caracterizaba por una cortesía áspera, lujo que pueden permitirse las empresas excesivamente solicitadas y seguras de sí mismas, reconfortadas en la falta de competencia. En tiempos en que el ferry tra dicional era la única opción, la compañía pareció haber formalizado un compromiso con la zozobra. No había bote salvavidas que valiera: baños tapados, asientos despanzurrados, puertas hacia cubierta sin...

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