Liderazgo de los pranes se impone ante la debilidad institucional

Para muchos, lo que sucede en las cárceles es una realidad completamente desconocida, tangible sólo para los reclusos y sus familiares, que son quienes padecen el sistema con todas las fallas y estructuras. Fue hace un mes cuando la rebelión de 1.300 presos de Rodeo II Âliderada por 2 reos dejó al descubierto todo lo que había detrás de la intención del Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia de intentar tomar el control del penal y desarmarlos.

La situación les dio popularidad y reconocimiento a los llamados pranes, que demostraron durante 27 días que tenían el poder absoluto de todo lo que sucedía y sucedió en ese centro penitenciario hasta el miércoles 13 de julio, cuando se resolvió el conflicto, luego de una supuesta negociación entre representantes del Gobierno y estos reos.

La abogada Mónica Fernández, ex directora de Prisiones, señaló que la figura del pran se conforma como un liderazgo negativo en la medida que hay una debilidad institucional y que las autoridades van perdiendo el control.

"Si no se hubiese perdido la institucionalidad, no existirían con las características que tienen en estos momentos. Antes igual ocurrían hechos irregulares y había corrupción. Pero es un círculo vicioso, en la medida en que la autoridad es más débil, el irregular tiene muchísimo más campo de acción", dijo.

Según Fernández, es imprescindible que las autoridades no den beligerancia a estas falsas figuras de poder, reconociéndolos como líderes, pues están amparados en una gran impunidad y con un poder absolutamente ilícito.

"No se puede justificar absolutamente ninguna de las actuaciones de estos grupos irregulares. Es tarea de la Dirección de Prisiones y de la Guardia Nacional evitar que estos señores Âlos líderes se organicen como tales y lleguen a la acumulación de poder que tienen en este momento", comentó Fernández.

Organización y sometimiento. La estructura del "carro" Âgrupo organizado del líder y sus seguidores le brinda al pran estabilidad económica y el poder para dominar la cantidad de reclusos que pueda someter, bien sea de un área del penal o de todo el centro de reclusión.

"Las leyes y las normas dentro de los penales las impone el más fuerte, que por lo general es aquel que logró el poder por ser más malo, haber matado a más gente o cometer el peor delito, y que todo es consecuencia de que allí adentro no se aplican las leyes creadas afuera, sino lo que él Âpran decide", explicó el sociólogo y director del Observatorio...

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