Liubliana o la memoria como destino

L a imaginación y las conductas verbales de Eduardo Sánchez Rugeles Caracas, 1977 parecen dotarlo bien para el cultivo de la novela. Sus historias fluyen no como ríos, sino como sistemas hidrográficos; en ellos las diversas anécdotas se entreveran y tejen sus cursos. La variedad de su obra oculta una ambición totalizadora que compensa las angustiosas fragmentaciones de la psique de sus personajes, asediados por experiencias límite. Con su título más reciente, Liubliana, se completa una tri logía vinculada de algún modo por el exilio o, mejor dicho, por desarraigos espirituales anteriores a la expatriación y que esta sólo robustece o confirma. Es una trilogía donde asimismo se recurre constantemente a la cultura de masas y a sus géneros narrativos o cinematográficos preferidos. En Blue Label/Etiqueta Azul 2010 la desorientación de la juventud venezolana actual se capta con una road novel--más bien road movie, si nos atenemos a las pocas letras de los protagonistas-en que la identidad individual se diluye entre en las ruinas de un país que nunca ha cumplido sus promesas. En Transilvania unplugged 2011 el laberinto de una Rumania donde desaparece un caraqueño da pie a una novela negra que culmina con una visión atroz de la Venezuela de hoy, alienada de discursos tan heroicos como espectrales. En Liubliana, el whodunit o lo estilísticamente noir se combinan con el relato sentimental. Creo, sin embargo, que esta última entrega merece más nuestra atención por el sutil diálogo que entabla con otras tradiciones, y una de ellas es la de la narrativa venezolana. De Massiani a González León Tres son las vetas específicas de tal homenaje. Una muy visible apunta al tipo de literatura promovido por Francisco Massiani desde fines de los años sesenta, que en los ochenta y noventa encontró a su más perseverante propulsor en Antonio López Ortega, para volverse lenguaje colectivo únicamente durante el nuevo milenio, cuando Roberto Martínez Bachrich, Rodrigo Blanco Calderón, Juan Carlos Méndez Guédez y otros lo han convertido en signo de los tiempos. Se trata de relatos de formación en el contexto específico de la sociedad latinoamericana, cuyo espacio para el desarrollo de la vida interior suele ser precario debido a la lucha de elementos arcaizantes y concepciones modernas del yo. La educación sentimental del joven proveniente de una clase media amenazada por extremos en pugna de la cultura de la miseria y la de los rancios mantuanajes en Sánchez Rugeles...

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