La mala o buena semilla del nacionalismo

Aquel símil del arte con la religión, cierto en cuanto a la devoción de ambos ejercicios, tiene pie falso cuando se observa que la esencia de una es su ortodoxia y la del otro su no conformismo, la polémica y el permanente deshacer. Una religión puede confundirse con un pueblo y esto ya lo hizo la expansión islámica, y hasta con una época como fue el caso medieval, pero el arte apenas si en momentos de origen parece colorearse de particularidades étnicas o de rasgos nacionales. Sobre la literatura o sobre la música, aun cuando se haya intentado hacerlo, no es posible edificar un dogma, un sistema de verdades inatacables.Del penetrar de la Edad Media en la del capitalismo comercial nos quedó ese lastre tan fielmente conducido que se llama nacionalismo. A las modalidades geográficas, a las lingüísticas, se sumaron las jurídicas y el resultado fue una cerrazón física y espiritual con rasgos tan acentuados que a veces han merecido el título de alma, de inmaterial sustancia...

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