Militarismo y militares

El ministro de la Defensa dijo por televisión que no le gustaba el militarismo. Fuchi el mi litarismo, puso alguien en el Twitter para burlarse del comentario. La verdad es que la afirmación del general Padrino da para cualquier tipo de rochelas, pero también para detenerse en ella con la debida seriedad.En especial si nos preguntamos por el motivo de sus palabras.Algo obligó a esa declaración sobre un fenómeno que le incomoda, detalle digno de atención debido a que, mientras lo acompañaba un alicaído vicepresidente que se mostraba como una esfinge sin ánimo, hizo la afirmación metido en el uniforme que portan las vanguardias de las fuerzas armadas.El militarismo forma parte de nuestro paisaje desde los tiempos de Chávez, literalmente hablando. No solo porque Chávez llegó al poder por su celebridad de teniente coronel golpista, sino también porque llenó los ministerios y otras plazas altas de los poderes públicos con sus colegas de academia y cuartel.Nada semejante se había visto desde los tiempos del general Pérez Jiménez. Pero no solo fue aquello una pintura verde oliva sobre los elementos del contorno. La oficialidad proclamada por la revolución se dedicó a dirigir proyectos de toda especie, que hasta incluían la distribución de caraotas y cabillas bolivarianas. Además, una reiteración de ademanes marciales, de órdenes como las que se dan en los patios de los resguardos armados, de consignas relacionadas con la guerra y con las evoluciones de los desfiles de la soldadesca, de dianas que indican a la gente común la obligación de madrugar, pretendió colonizar los hábitos de los venezolanos. Un teniente coronel aclamado por el pueblo quiso que todos fuéramos sus troperos, y así funcionó el régimen a través de una década larga que debió influir en la rutina. Se debe agregar a semejante extralimitación el hecho de que no solo se pedía a los insólitos administradores un trabajo tradicionalmente encargado a los civiles, sino que, por si fuera poco, lo hicieran en el nombre de un proceso rojorojito del cual formaban parte principal y por el cual juraban en sus ceremonias.Pero hoy no gobierna un hom bre formado en las inmediacio nes de la avenida Los Próceres, sino en las aulas de algún liceo, según se tiene entendido.Aparte de que proviene de una tradición distinta, tampoco se distingue...

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