No todos los puentes unen

El presidente Carlos Andrés Pérez caminó sobre el puente y lo dio por inaugurado. Así entró en servicio el primer elevado que se instaló en Caracas y del que ya no queda huella en el cruce de la avenida San Juan Bosco de Altamira, sobre la avenida Francisco de Miranda. Era marzo de 1976 y la ciudad estaba atascada en colas.La obra, respaldada por un récord de ingeniería apenas 60 horas duró su instalación, prometía el alivio a la infernal congestión de la capital, con un enunciado que parece primo de la filosofía de esconder el sucio bajo la alfombra: Una solución por arriba... a un problema por abajo.La prensa de esos días era la de un país boyante. Venezuela era un acelerado frente de obras, gracias a la combustión de una industria petrolera recién nacionalizada en un momento de alza mundial de los precios del crudo. Los avisos de los planes de construcción de puentes, autopistas y viviendas del Gobierno se intercalaban con los de los modelos de autos del momento.LTD, Caprice, Monte Carlo, Fairline se ofertaban, llave en mano, para moverse a la velocidad que permitían las estrechas calles de Caracas, que comenzaban a ser mordisqueadas por las obras del Metro y daban servicio a un parque automotor de unos 250.000 vehículos, la quinta parte del actual.Durante la inauguración, el ministro de Transporte y Comunicaciones, Leopoldo Sucre Figarella, dio las referencias del plan. El de Altamira sería el primer elevado de América Latina, pero en Europa llevaban años utilizando estos puentes prefabricados para evadir los retrasos de las intersecciones con semáforos. Las estructuras caraqueñas vinieron de Bélgica y en las capitales del interior del país se replicó el modelo con puentes hechos por la industria metalúrgica venezolana. A Barquisimeto, Maracaibo, Valencia y Puerto La Cruz también llegaron elevados a finales de los años setenta.La idea viajaba por la cabeza de Sucre Figarella desde que, bajo su administración, se levantó el nuevo Puente Hierro, que sustituyó al primer paso de carruajes sobre el Guaire, construido en tiempos de Antonio Guzmán Blanco. El segundo puente fue de piezas prefabricadas y desarmables, que hacen guiño a la provisionalidad, hechas en acero tipo corten, un material renuente a la corrosión y que no requiere mayor mantenimiento, una cualidad que en Caracas convoca al olvido.Un objetivo tácito de estas estructuras era dar fluidez al caudal de carros en las vías interrumpidas por las construcciones del Metro, que sería...

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