El sueño de Nueva York

La ciudad mira al norte. Cambia y se transforma para parecerse a la me galópolis. Muta para neoyorkizarse. Aniquila sus vestigios, legitima el oficio del Caterpillar y estafa a la memoria en una veneración por demolerla. Cara cas se empeña en ser como Nueva York y en ser la Nueva York suramericana.

En Caracas, se ensaya un Parque Central que no es un parque como Central Park, sino el conjunto de pequeños rascacielos, las torres más altas de Caracas; nuestras Torres Gemelas.

En Caracas, se construye el Parque del Este, que es un verdadero parque neoyorkino. La Quinta Avenida de Caracas fue siempre la Calle Real de Sabana Grande, aquélla que terminaba en la emblemática Gran Avenida, de paradójica corta extensión, pero de una efectista factura que se resolvía en la Plaza Venezuela, con su fuente multicolor rodeada de los primeros edificios modernos de la ciudad, que muy poco dejaban ver el sobrio Monumento a Colón hoy destruido. El Parque Los Caobos, más que a Nueva York, parece rememorar el parisino Bois de Boulogne, erizado de sensualidad y proscrito para los ciudadanos que se respeten. Caracas no tiene mar, pero tiene una montaña que es un mar vegetal que anuncia el mar. Nueva York tiene un Bronx, mientras Caracas está plagada de ellos. Nuestro MOMA será el singular Museo de Arte Contemporáneo. Ciudad de las novedades y las innovaciones sin solución ni continuidad.

Siempre nueva y permanentemente clamando por las originalidades. Ciudad lingüística, ensaya procedimientos seductores y únicos al asignar nombres a sus esquinas, a sus calles, a sus quintas y a sus edificios, descartando el tradicional y despersonalizado número de las casas y las calles, en perjuicio del orden y la ubicación. Su lengua neológica crece y se impone léase El habla...

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