Nunca se espera la muerte de un hijo y menos por manos criminales

La madre de Julián Enrique Cumplido Rodríguez se mantuvo los dos días del velorio sentada junto a la urna donde estaba el cuerpo de su hijo. En varias ocasiones se levantaba para ver el cadáver, y su esposo, que cumplió años el jueves en pleno velorio, la ayudaba a regresar a su asiento entre sollozos.Nunca se espera la muerte de un hijo y menos por manos criminales. Si es una muerte natural, uno se resigna, pero de esa forma no tiene palabras. Él era mi único hijo, dijo Haydee Rosa de Rodríguez.Recordó que desde pequeño Cumplido Rodríguez fue estudioso, ordenado y amante del fútbol. Incluso después de casarse, nunca dejó de estar pendiente de sus padres, quienes vivían en el mismo edificio en La Candelaria, a unos pisos de distancia.Cumplido, quien fue víctima de la inseguridad el miércoles en la mañana, estudió en un colegio salesiano la primaria y el bachillerato. Luego hizo un TSU en Administración de Empresas y obtuvo la licenciatura en la Universidad José María Vargas, recordó su madre.No tengo palabras para de cir lo que siento. Ya no me da miedo la inseguridad porque no tengo a mi hijo. Me da tristeza porque mañana puede ser uno de ustedes, lamentó.Durante 10 años la víctima trabajó en la editorial Origen.Sus compañeros de labores, junto con los de su esposa y su hijo, se acercaron a la funeraria Los Caobos para despedirlo. En las conversaciones destacaba lo alegre que era y la facilidad que tenía para hacer reír a los demás.En su tiempo libre le gustaba viajar a España e Italia donde tenía familia. También jugaba futbolito en la Hermandad Gallega. Era una persona alegre, echador de broma, se llevaba bien con todo el mundo, no tenía problemas con nadie, comentó Haydée de...

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