Nosotros que nos odiamos tanto

En contra de lo deseado, la brecha se ensancha. Todo parece indicar que entre más años y meses se agregan a esta experiencia amarga de país partido, menos puntos de comunión existen entre los venezolanos ubicados en aceras distintas. Salvo el odio.Porque el odio, o por lo menos la rabia, la desconfianza y el temor mutuo, parecieran ser los sentimientos fuertes, el único punto de confluencia, donde verdaderamente se rozan y entrecruzan nuestras vidas públicas con la de los otros. Los que no piensan igual.Por estos tiempos grises, y no creo que sea una especulación, aunque sea por un instante, prácticamente todos hemos vivido los mordiscos punzantes de ese mal implacable de cuyos efectos devastadores para la convivencia humana han dado cuenta dramaturgos, historiadores, narradores y siquiatras.Y si todavía existían algunos venezolanos libres del efecto, luego de las insurrecciones de febrero y marzo de esa especie de guerra de baja intensidad entre civiles opositores, grupos paramilitares oficialistas y fuerzas armadas, es muy probable que ya no quede nadie inmune.No importa a cuál bando se pertenezca, en este país todos estamos adoloridos. Conmovidos. Perplejos. Y en algunos casos, despavoridos. Cada vez con más frecuencia escuchamos gente que se pregunta con tono sincero de drama shakespeariano: ¿Qué fue lo que nos pasó? ¿Cuándo cambiamos? Los venezolanos no éramos así.Más o menos lo mismo que escuché por teléfono de un familiar luego del inmisericorde ataque militar a Rubio. Palabras más, palabras menos, con voz acongojada, dijo: Confieso que no me asustaban ni me dolían tanto los excesos de bombas y las explosiones, los tanques y los trajes de guerra, como la carga de odio, los gestos obscenos, las palabras sucias y, sobre todo, las amenazas de violaciones sexuales que proferían los guardias nacionales contra las mujeres comunes que desde nuestras casas presenciábamos la invasión. Eso nunca lo había visto.Del otro lado también hay quejas. A cada minuto en los medios oficiales escuchamos el lamento por guardias nacionales asesinados, motorizados muertos trágicamente en guarimbas fascistas, el maltrato de opositores a algún personaje público...

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